viernes, 23 de enero de 2015

Adelnatar, o no adelantar las andaluzas. ¡Es ahí la cuestión!

Adelantar, o no adelantar las elecciones andaluza. ¡Es ahí la cuestión!

La mayoritaria victoria electoral del PP en noviembre de 2011, fue el preludio de una tendencia real de extensión de poder en todo el territorio español. Tanto las elecciones municipales como autonómicas del año siguiente confirmaron al PP, como el partido con mayor influencia política de la historia democrática española, sirviéndose para ello de la estafa a la legítima  confianza que el pueblo les había otorgado.

Muy pronto las clases trabajadoras y populares nos echamos a la calle para combatir las políticas reaccionarias, regresivas en derechos y represivas contra el pueblo que de inmediato empezaron a aplica, especialmente en Andalucía que aún no se habían celebrado las elecciones autonómicas.

Los sindicatos mayoritarios de clase, la UGT y CCOO junto con la Cumbre Social plantean una batería de movilizaciones de las clases trabajadoras y populares contra las políticas de recortes del Gobierno y para evitar que a Andalucía llegara la ultra conservadora  derecha popular, con un grito unánime: “De Despeñaperros para abajo, no pasarán” y con una exigencia a las izquierdas: “la unidad de acción contra la derecha” con un gobierno unitario y estable.

Por tanto, más allá de los intereses políticos partidarios, la titularidad del Gobierno de coalición entre el PSOE y IU en Andalucía corresponde a las clases trabajadoras y al pueblo andaluz, quienes frenaron el avance de la derecha, y por esa misma lógica, la disolución del gobierno andaluz igualmente debe corresponder a las clases trabajadoras y populares. No vaya a ser, que rompiendo el pacto de gobierno termine rompiéndose la alianza de la izquierda con el pueblo andaluz.

Que no corren vientos favorables para las izquierdas tradicionalmente organizadas es más que sabido y por tanto, no es tiempo de especulaciones políticas interesadas según que encuesta o, qué pretensión de poder puedan tener algunas figuras relevantes, pero lo cierto es que se corre el riesgo de generar una enorme decepción, desconfianza y desafecto del pueblo aún más pronunciado del ya existente sobre la izquierda tradicional, que puede tener unas consecuencias irreversibles para ella.

En mi opinión, algo debían decir al respecto los Sindicatos mayoritarios de Andalucía que consiguieron parar a la derecha del PP y exigieron a las izquierdas, un gobierno de unidad para Andalucía.