jueves, 22 de mayo de 2014

Al pueblo de Huelva. Carta abierta

El próximo domingo día 25 de mayo se celebran las elecciones europeas. Unas elecciones que vienen dadas según todo los pronósticos, por una muy alta abstención y muy especialmente entre las personas votantes de la izquierda. Por otra parte comprensible, dado el grado de desafección que ocasiona una coyuntura de crisis económica, institucional y política donde parece que subyace la percepción colectiva de que la política no resuelve los problemas de la gente, pero hemos de tener en cuenta que la desafección ciudadana trae como consecuencia la negativa a que se produzca un auténtico cambio en la acción política europea, española y onubense siendo contraproducente para los propios intereses de los/as abstencionistas.
Hubo un tiempo en que Europa representó un horizonte de progreso, de libertad, de igualdad y de justicia universal que se ha puesto en quiebra desde que las políticas neoliberales se han impuesto y que en España las representa a la perfección el PP. La aplicación de esas políticas ha producido el debilitamiento del Estado de Bienestar, acrecentado las desigualdades y asimetrías entre las personas y los territorios. Hoy nadie con conciencia es ajeno al modelo dual que promueve el neoliberalismo europeo, donde el “Norte” es el territorio industrializado, rico, con oportunidades de negocio,… y el “Sur” es el vivero de mano de obra barata para resarcir los intereses del Norte.
 
En España y, muy particularmente en Huelva como consecuencia de esas políticas y del modelo productivo onubense lo sabemos muy bien y por ello, han emigrado ochocientos jóvenes onubenses a buscar empleo en otros territorios, más de tres mil niños y niñas no tienen recursos para hacer sus tres comidas diarias, treinta mil familias tiene a todos sus integrantes en paro de las cuales veinte y tres mil carecen de prestación alguna, noventa y mil pensionistas y miles de trabajadoras y trabajadores han visto reducido sustancialmente su poder adquisitivo, o más de la mitad de las personas paradas carecen de prestación por desempleo. Todo como consecuencia de las políticas neoliberales que se orientan desde Europa y se aplican y ejecutan con rigor ideológico desde la derecha extrema del Gobierno del PP.
 
Los hombres y mujeres, más las mujeres de Huelva a las que desprecia el candidato del PP a las elecciones europeas, saben lo que no van a votar. Y no van a votar al PP, pero tiene que votar porque con su abstención tendría más valor el voto de los partidarios de la hegemonía clasista de la derecha y porque la inmensa mayoría de quienes hoy se sienten abstencionistas lo son porque reivindican un profundo cambio, que para conseguirlo, no es la mejor opción no votar y porque, no votar conduce a consolidar aquello que critican y censuran.

Es posible que alguien opte por abstenerse porque considere que “todos son iguales” muestren el color político que muestren y que, las políticas que aplican son muy similares, aunque no en todos los sentidos. La derecha neoliberal no mira por la igualdad entre las personas, legisla para una élite privilegiada que no necesita becas para ser iguales, ni justicia universal, para quienes son más ricos cuanto menos rentas tengan las familias trabajadoras, para quienes no necesitan una ley del aborto porque lo hacen en Londres, …No. No son todos iguales a pesar de la obligatoriedad de la doctrina impuesta de la austeridad.

Yo pido al pueblo de Huelva que reflexione sobre el riesgo de provocar una abstención mayoritaria, porque más allá de la contradicción o perjuicio individual que pueda ocasionar y porque cuando quienes queremos otra forma de hacer las cosas, abstenerse es fortalecer a quienes quieren lo contrario a nosotros y así, “perdemos todos y todas los demócratas” y perpetuamos el predominio de quienes no respaldan los valores e intereses de la mayoría.
 
Jorge Puente
Ex Secretario General de la UGT Huelva.




martes, 13 de mayo de 2014

Yo te condeno

Hay veces que uno tiene que ajustar sus instintos más profundos al dictado intelectual de la cabeza y con el asesinato, reyerta, ajuste de cuentas político, lucha de poderes,… como cada cual ha entendido calificar el asesinato de la Presidenta de la Diputación de León (PP), más allá de la condición personal y política de la muerta, más de uno debe haberlo hecho. No ha dejado de ser un crimen atroz que debe hacer caer sobre sus responsables toda la fuerza de la justicia.

Calificarlo de otra forma es una muestra de la perversión e inmoralidad individual y colectiva de quienes se alegran por ello, y pone de relieve el nivel estético de la ética social al que estamos llegando.

Creernos dueños de vidas ajenas, por muy diferentes que sean de los nuestros sus valores, no deja de ser un síntoma de lo deleznable que aparece la condición humana en ocasiones y mucho más, si se pretende la impunidad de justificar el crimen en virtud al sufrimiento individual de la asesina.

La sociedad española debe lamentar la muerte de esa persona, igual que debe lamentar la muerte de otras personas que la rabia, la impotencia y/o la injusticia les hace acabar con sus sufrimientos propios dándose un tiro en la cabeza, colgándose de una soga, … porque las instituciones financieras, empresariales, … les arrebatan el proyecto de vida construido con un extraordinario sacrificio. Lo lamento, igualmente que desprecio a aquellas otras personas que se alegran de la desgracia y del sufrimiento ajeno, tanto como a aquellas otras que han visto en este crimen una oportunidad para cargar contra los adversarios políticos a quienes desde un principio responsabilizaron de semejante horror.