viernes, 8 de febrero de 2013

Difamar los sectores productivos públicos, desacredita a la CEOE.


La inmoralidad, la escasez de ética personal, el ridículo sentido de la vergüenza y de la impunidad, la desfachatez y hasta el descrédito empresarial con el que se manifiesta en presidente de la Patronal española, Joan Rosell, está interiorizado en el más profundo poso de la cultura empresarial de España.

Esa cultura, que interpreta la legislación laboral actual (Reforma Laboral) como un magnifico instrumento para abaratar el despido y el empleo, normalizar la economía sumergida y hegemonizar en las relaciones laborales criterios antidemocráticos como el totalitarismo de las patronales sobre las/os trabajadores y la impunidad de sus actos a los que no se les permite acceso a la autoridad laboral. Y que no conformes con tanto poder, sugieren, -“exigen”- seguir profundizando en su flexibilización para que las/os trabajadores paguen aún más por trabajar; porque pagar ya pagan parte de sus prestaciones por desempleo para complementar su salario en una de las modalidades contractuales que propone la Reforma Laboral.

Un Presidente de la CEOE, que no tiene pudor alguno al calificar como ridículo el nivel de corrupción empresarial (atendiendo a sus manifestaciones sobre las donaciones ilegales de empresas y empresarios/as en el caso Bárcenas) 

Un Presidente de la Patronal que valora como “insignificante” la visión cada vez  más generalizada de que la clase empresarial es corrupta, y que se dedica en exclusiva a ganar dinero sin importarle los procedimiento de los que se doten para ello, no merece otra cosa, que ser calificado como el gestor de la Cueva de Alí-Babá.

En mi opinión flaco favor le hace a sus representados, que los hay muy comprometidos con el desarrollo socioeconómico de España y con el empleo, cuando en cada una de sus comparecencias públicas en las que, en vez de poner en valor el papel de las Empresas y del tejido empresarial en el marco económico y laboral, y de proponer soluciones a los problemas del mundo empresarial, se dedica a difamar, desacreditar y vilipendiar a los sectores productivos públicos y a sus trabajadores y trabajadoras; los que ambiciona como negocio y a los que quieren someter como empleados/as.

Ciertamente escaso compromiso y aporte a España puede esperarse del Sr. Rosell, quien comparte tesis con el delincuente Díaz Ferrán -“los/as trabajadores tienen que trabajar más para ganar menos”- , los presuntos corruptos y mejores patriotas que financian ilegalmente a los Partidos Políticos atendiendo a intereses particulares, con quienes quieren mandar a las personas paradas a Laponia o, con quienes sus trabajadores/as tienen que asistir a trabajar en sus centros comerciales con el brazo en cabestrillo y con la pierna escayolada por temor a perder su empleo si faltan al trabajo. Y menos aún, cuando su palabra en forma de compromiso escrito y firmado con los sindicatos “II ANENC”, en el que se identifican las debilidades de la economía española a subsanar con medidas concretas: la precaria competitividad del modelo productivo y del tamaño de las empresas, la escasa cultura innovadora del tejido empresarial, la falta de financiación de las PYMES, la dependencia energética, o, la rigidez del mercado laboral en coyunturas económicas de crisis.

En fin, este Sr. carece de legitimidad moral y de ética personal para representar a una Institución indispensable para el desarrollo socioeconómico de España, tan necesitado de apuestas honestas, comprometidas y responsables para apuntar las soluciones que requiere nuestra economía.

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