martes, 17 de diciembre de 2013

Resolución que aprueba el 1º Comité Provincial de la UGT Huelva a propuesta de la FSP - UGT, en favor de las libertades y de la democracia.


La seguridad privada nace en España en los años veinte del pasado siglo cuando la patronal española se siente amenazada por las luchas obreras, y constituye lo que se conoció como el “sindicato libre” que protegía los intereses de empresarios/as y empresas contratantes. En este escenario, acceden a este “sindicato libre” personas con escasa o nula formación policial, con atribuciones para las que no están preparados, ni entrenados y que es perjudicial incluso para los trabajadores del propio sector.

Es verdad que desde entonces hasta hoy, los trabajadores han experimentado un profundo proceso de formación y cualificación profesional que les hace mejores profesionales, pero que en ningún caso puede convertirlos en policías sin someterse a los procesos de oposición y a una formación exigente que dura años, sin embargo la Ley les habilita para sustituir a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado (funcionarios públicos), únicos garantes del derecho fundamental a una seguridad pública, universal y gratuita que nos otorga la CE.
 
Los vigilantes privados no son los culpables, son victimas propiciatorias para seguir avanzando en la filosofía gubernamental y de las patronales empresariales para dotarse de instrumentos y de seguridad privada que responda, por una parte a las directrices ideológicas y, por otra, a las ordenes de empresas privadas en defensa de sus intereses para reprimir a personas que ejercen sus derechos laborales, sindicales y de manifestación, mostrando el profundo neoliberalismo de la derecha española y que, con extraordinaria diligencia y autoridad está imponiendo el Gobierno de España.

La reforma del Código Penal. La reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana conocida como “Ley Mordaza” y el proyecto de Ley de Seguridad Privada recientemente aprobada por la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, que permite a los vigilantes privados cachear, identificar y detener a personas en la vía pública, en los polígonos industriales, en urbanizaciones y zonas comerciales peatonales con la autorización y autoridad pertinentes; son claros ejemplos de un afán reformista con una profunda carga ideológica que sitúan los derechos fundamentales en la antesala de una nueva dictadura y así proteger adecuadamente a los vigilantes privados (nueva policía), a la par que se persiguen a los sindicatos y reprimen el derecho de manifestación, huelga y/o de libre expresión y circulación.

Desregular uno de los principios de la democracia -que el Estado tiene el monopolio de la autoridad y de la fuerza- es abrir una puerta que genera el riesgo de caer nuevamente en la privatización del derecho a la seguridad de la ciudadanía española, privatizando con ello el orden público y la seguridad y, puede propiciar la circunstancia de que patrullas ciudadanas ya existentes en algunos territorios puedan contratar seguridad privada para ejercer autoridad, o, pasar a los vigilantes de seguridad de colaborar con la policía a ejercer de agentes y la policía se convertirá en colaboradores, ya que cada vez que los vigilantes lleven a cabo cualquier trámite necesitarán de la policía para llevar a cabo las diligencias.

Si lo que se necesita para garantizar el derecho a la seguridad es más policías, levántese la congelación de la tasa de reposición y contrátese a más policías y no a un sucedáneo en el ámbito de lo privado que además, produce una injerencia profesional ilegítima con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado al ser una ley para consolidar un sector productivo que genera más de 90.000 empleos y una facturación de más de 3.600 millones al año, tal como reconoce el Secretario de Estado de Seguridad, Frco. Martinez, además de rivalizar los unos con los otros al haber desaparecido en los últimos años más de 6.000 agentes de la autoridad.

La Ley de Seguridad Privada es una ley encaminada a la privatización de los servicios públicos para empobrecer a las personas y enriquecer a las empresas privadas, implementa el discurso de austeridad del gobierno y rompe con la concepción de la seguridad ciudadana como servicio público atribuida a los cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y que a partir de esta Ley, sus funciones podrán ser ejercidas por la seguridad privada atendiendo a criterios económicos, es decir, lo que sea más barato.

Al poner la vigilancia en manos privadas con intereses y planteamientos que nada tienen que ver con la seguridad pública, podría producirse actuaciones policiales oscuras propiciadas por algún/a empresario/a de la seguridad privada, a la vez que la ley autoriza la cesión de datos del Estado y bases de datos oficiales para ponerse a disposición de empresas, sin saber muy bien con qué objetivos.

Por todo lo expuesto, el Comité de UGT Huelva RESUELVE:

1.- Repudiar la política reformista ideológica del Gobierno del PP que sitúa los derechos y garantías fundamentales en la antesala de la dictadura, que persiguen a los sindicatos, reprimen el derecho de manifestación, huelga y/o de libre expresión y circulación.
 
2.- Renovar el compromiso de la UGT Huelva con la libertad y la democracia, defendiendo sus valores y para ello, declara innegociable que el Estado sea el depositario del monopolio de la autoridad, la fuerza y la seguridad ciudadana.
 
3.- Rechazar y exigir la retirada de la Ley de Seguridad Privada porque es una ley sustentada en los criterios económicos de la austeridad, en el ahorro y para la consolidación de un sector productivo privado que privatiza las garantías de derechos.

4.- Exigir la convocatoria inmediata de las vacantes existentes en los cuerpos y fuerzas de seguridad que propicie la reposición inmediata de los agentes necesarios para la seguridad ciudadana.




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