Tras la reunión mantenida en fechas pasadas entre Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, y el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se anunció por parte de mi compañero Secretario General del PSOE que había sido una reunión fructífera y que, de alguna manera, había arrancado del Presidente del Gobierno el compromiso de retirar de la urgencia política las reformas de la Ley del Aborto y de la Ley Electoral, que blindaría la elección de la alcaldía para la lista más votada, más allá de la voluntad popular.
Hasta aquí lo anunciado por Sánchez tiene tinte de veracidad según se han producido los acontecimientos, si no se lee entre las líneas de lo acaecido al respecto en declaraciones tras declaraciones, o análisis político y social tras análisis. En este sentido, afirmar con la contundencia con la que lo ha hecho el Secretario General del PSOE, mi partido, que ha convencido al Presidente del Gobierno de la retirada de la reforma de la Ley del Aborto es una acto, cuanto menos, de una gran arrogancia y autoestima personal, si no va acompañado, no sólo de la dimisión del Ministro Gallardón, sino también de la retirada del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el PP a la actual Ley. Recurso que corresponde resolver al Tribunal Constitucional presidido por un militante del PP y que toca como ponente del recurso a un Magistrado de reconocido perfil activista provida y antiabortista.
Con estos mimbres, uno puede imaginarse el cesto que puede salir, o dicho de otro modo: "podemos estar ante una reforma real de la Ley del Aborto sin necesidad de reformar la Ley y por tanto, sin que el Gobierno padezca la tan temida quema electoral"
Respecto a la reforma de la Ley Electoral, la cual parece que ya no es urgente para el Gobierno, queda pospuesta para buscar el máximo consenso posible entre partidos porque parece que al Sc. Gral del PSOE no le disgusta la música reformista de la Ley. Lo que es lo mismo que decir, que se asume el compromiso de procurar una nueva Ley Electoral. ¡Cuidado! No caigamos en el vicio de reformar para reducir democracia, participación y representación ciudadana.
Por otra parte y en relación a la urgencia y los números electorales que maneja el Gobierno para las próximas municipales y autonómicas, a éste, el Gobierno, le tranquiliza que el PSOE rechace públicamente la política de pactos con PODEMOS, organización llamada a ocupar un importante espacio político en todo el territorio del Estado. Ese rechazo público de alianzas democráticas no deja de ser la reforma de facto pretendida por el Gobierno, conocedor de las muchas dificultades para mantener cientos de alcaldías de las que ostentan actualmente, y que con la decisión del Sc. Gral del PSOE pueden conservarlas.
Está diciendo Pedro Sánchez que renuncia a gobernar el Ayuntamiento de Madrid por no pactar con PODEMOS?
¡Menos mal que PODEMOS ha echado una mano al decidir no presentarse a las municipales con su propia marca! Da vía libre a futuros pactos.
La virtualidad del virtuoso.
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