Todos contra el PSOE
La lamentable actualidad política de España orientada hacia “TODOS CONTRA EL PSOE” pone de manifiesto el escaso calado moral de la caverna mediática, -en el pasado conocida como el sindicato del crimen- de la liberal y alguna que en su día fue considerada progresista al orientar la responsabilidad sobre el PSOE de que haya o no, unas terceras elecciones. Como si la democracia quedara limitada al acto de las votaciones a candidaturas cada cuatro años y no a la capacidad de conformar mayorías parlamentarias, la única acción que da legitimidad a la conformación de un gobierno y por tanto a la voluntad del pueblo.
Cuando toda esta caverna mediática a la que suman apoyos los liberales del propio PSOE, ¡a saber bajo qué intereses! apuesta como única fórmula de gobernabilidad y de estabilidad de España la formación de un gobierno del PP y de Mariano Rajoy, lo que hace es validar la corrupción como instrumento de gobierno y de representatividad social e institucional en el exterior y muy poco tiene que ver con la responsabilidad de estado y de estabilidad política. Ya Rajoy ha sido el Presidente con mayor apoyo parlamentario desde la legislatura de 1982, los mismos apoyos que ha utilizado para dar estabilidad y consolidar exclusivamente la corrupción, institucionalizada en todo su mandato y que tanto sufrimiento ha ocasionado a las clases trabajadoras, a los derechos sociales y civiles y a las libertades y garantías democráticas.
También la misma lamentable actualidad política de España, deja al descubierto la camaleónica piel política de Rivera quien parece disponer de una mochila cargada de argumentos, para que cuando unos no gustan, tener otros aunque sean extremadamente contradictorios los unos con los otros.
Este camaleón político hace escasamente seis meses, firmaba un Acuerdo de Gobierno con el PSOE. Acuerdo, cuya estructura nuclear se centraba en siete grandes áreas de trabajo:
Impulsar un nuevo modelo de crecimiento inclusivo, medioambientalmente sostenible y basado en la productividad, la estabilidad presupuestaria y un sistema fiscal justo.
Un Plan de empleo estable y de calidad.
Un pacto Social y Político por la educación.
Reducción de las desigualdades sociales.
Impulsar reformas democráticas para reforzar derechos y libertades y luchar contra la corrupción.
Potenciar el papel de España en la UE y el exterior.
Una reforma constitucional que garanticen los derechos sociales y complete el funcionamiento federal de la organización territorial del Estado.
Las casi quinientas medidas que contenían el acuerdo aunque mejorables, tenían un impacto económico, social y político que mejoraba las condiciones de vida de la ciudadanía en general. Sin embargo, las seis exigencias que el camaleón Rivera plantea a Rajoy para apoyarlo en la investidura carecen de fondo político, social y económico alguno, no incide sobre la calidad de vida de los españoles ni de la salud democrática de sus instituciones y, se queda en lo superficial de titular de prensa o las descualificadas opiniones de determinados personajes, que consideran este hecho como “el primer gesto de responsabilidad política desde las elecciones”; cuando en realidad las seis exigencias de Rivera encierran claras contradicciones y falsedades propias de la acción política de quienes quiere que sean sus coaligados.
A saber:
La comisión de investigación que propone Rivera para investigar el caso “Barcenas” que es, “el caso del PP”, puede ponerse en marcha sin los votos del PP, basta con que lo solicite en el Congreso de los Diputados y se vote. -una exigencia falsa-
La modificación de aforamientos precisa de una reforma constitucional que no depende solo de los votos del PP. -otra falsedad-
La cuadratura del círculo del cinismo y de la contradicción se produce en la exigencia de que los políticos imputados deban abandonar sus puestos, cuando todo el PP como institución política está imputado. -es la manera de entender Rivera la lucha contra la corrupción, incorporándose a ella-
Y mientras tanto, Rajoy se va de puente.
jueves, 11 de agosto de 2016
viernes, 29 de julio de 2016
Ciudadanos tiene la llave de la gobernabilidad de España
Ciudadanos tiene la llave de la gobernabilidad de España
Hubo un intento fallido de investidura y de gobernabilidad de España en la legislatura pasada. La primera vez que ocurre en democracia aunque no haya que rasgarse las vestiduras por ello, pero ciertamente un nuevo intento fallido no sería lo más deseable porque sigue habiendo varias opciones posibles para la gobernabilidad estable de España, empezando por el reconocimiento legítimo de que la izquierda parte de un apoyo social de 11,3 millones de votantes y 167 escaños.
Es en esa legitimidad donde se sustenta la primera de las opciones posibles de gobierno, solo es preciso que C,s continúe poniendo en valor el principio de “responsabilidad de Estado”que con tanto ahínco pregona y especialmente su líder, el Sr. Rivera. Quiero imaginar que ese principio de responsabilidad de Estado lo proyecta, no solo para hacer Presidente a Mariano Rajoy y poner la gobernabilidad de España en manos de un partido imputado por corrupción y obstrucción a la justicia, o sea, un partido cuya manera de proceder coincide de pleno con el de las mafias tradicionales, sino que esa misma responsabilidad se la otorgue a quienes sean capaces de sumar apoyos parlamentarios suficientes para gobernar.
De ser posible esta opción, solo cabria de C,s la abstención a la investidura y el mantenimiento propositivo y reformista en su labor parlamentaria, pactando las reformas que España necesita. (Me remito a los mismo términos y mensaje de nueva política a la que continuamente hace referencia el Sr. Rivera)
Una segunda posibilidad de gobernabilidad de España radica en el acuerdo de gobierno formando o no parte del mismo, entre PSOE, UP y Ciudadanos quienes juntos sumarían 188 escaños, muy superior a la mayoría absoluta necesaria para dar estabilidad al futuro gobierno y eso, también es tener en consideración el valor de la responsabilidad de estado, además de ser una de las opciones que más está barajándose últimamente si Rajoy y el PP fracasan en el intento. Por lo que nuevamente C,s tendría la llave de la gobernabilidad.
Esta opción de gobierno, que fue posible en la legislatura anterior tras el 20D ya sumaba 201 escaños -sugiero la lectura de mi blog “Horizontes” de fecha 23 de diciembre pasado titulado “20D. Alternativas y oportunidades-
En aquella ocasión la estrategia partidaria de C,s asentada en la fórmula ya desdeñada de la Gran Coalición no lo hizo posible, por lo que ahora más que nunca, es preciso apelar al gran principio de la responsabilidad de estado defendida por C,s, salvo que lo entiendan como un principio para los demás y no para sí mismo cunado de no apoyar al PP se trata, lo que pudiera suponer otorgarle una extraordinaria responsabilidad en la repetición de las elecciones del pasado 26J y las terceras posibles.
Ante estas opciones, la alternativa que siguen pretendiendo el IBEX 35, el poder financiero, la cabaña mediática con sus analistas y opinadores y una cierta élite privilegiada del País es el gobierno del PP sin Rajoy, una opción posible si no fueran por dos factores:
En primer lugar, supondría el suicidio político por la izquierda del PSOE al validar con su acción toda la política de corrupción, de recortes laborales y sociales, de pérdida de libertades y de conspiración contra el Estado de Derecho que ha perpetrado el actual gobierno en funciones durante estos largos casi cinco años de desgobierno.
En segundo lugar, porque el supuestamente corrupto, mafioso y conspirador no es solamente Mariano Rajoy, sino que por motivos del ADN político lo es el PP, quienes componen el poder ejecutivo de esa élite que controla la economía, las finanzas, los medios de comunicación, la educación, la moral y el estado colectivo de la conciencia ciudadana que hay que liberar para la libertad y la democracia.
viernes, 8 de julio de 2016
Y por qué no?
Hay quienes dicen que el PP ha ganado las elecciones, cuando en democracia las elecciones las gana el Partido con capacidad de aglutinar la mayoría parlamentaria suficiente.
Hay quienes dicen, que los españoles han puesto al PSOE en la oposición y que desde la oposición puede gobernarse. Lo que no deja de ser un ardid de cara a aquellas personas que anhelan un deseo. (Populismo)
Hay otras personas que apelan a la responsabilidad de Estado del PSOE y abogan por una abstención inextremis, una abstención parcial e incluso hasta un “Tamayazo” para favorecer la investidura y posterior gobierno del PP, cuando nunca el PP ha sido autosolícito de esa misma responsabilidad de Estado y nunca ha apoyado las investiduras de los candidatos del PSOE, cuando éste ha sido el partido más votado y no ha contado con mayoría suficiente de gobierno.
Hay quienes se sienten muy agraviados por la “supuesta” arrogancia de Pablo Iglesias o, muestran resistencia a pactos con quienes consideran la izquierda radical, como si la universalidad de la sanidad, la educación, las pensiones y la dependencia no hubieran sido medidas muy radicales en su época. A estos les digo que no confundan su pedagogía política porque solo favorecen al conservadurismo de la derecha y de la libero-socialdemocracia.
Los hay incluso, quienes desde las mismas filas socialistas promueven la abstención como mal menor para el PSOE, en la doble creencia de que favorecería su recuperación desde esa oposición razonable y de gobierno en oposición. Estos, largo me lo fían y largo van los errores, porque facilitar la investidura de Mariano Rajoy y su posterior gobierno, es lo mismo que validar las políticas del Partido que ha protagonizado el mayor fraude político de la historia democrática de España, que ha generalizado la corrupción llevándola hasta las Instituciones y al propio PP, que ha perpetrado la mayor sustracción de libertades y derechos democráticoos y que ha conspirado desde el Ministerio del Interior contra el Estado de derecho, circunstancia que en estos momentos el PSOE no debe pasar por alto.
Así pues, ante las adversidades y maléficas manifestaciones vertidas por determinados líderes políticos en la dirección de que, con la abstención del PSOE se resuelven los problemas de gobernabilidad de España y así ellos se evitan apoyar la investidura de Rajoy o bien, tienen muy claro de que su voto va a ser negativo a la investidura, es preciso, por qué no, sondear otras vías.
Si todo el mundo tiene claro el “no” apoyo a Rajoy, caben varias posibilidades. La primera y apelando a la responsabilidad de Estado de C,s, PNV y CCa que ya han manifestado su voto negativo, es que se abstenganante una posible confluencia de izquierdas que sumaría 167 escaños. Una segunda opción, un Pacto de Concertación de todas las fuerzas políticas contra el fraude político, la corrupción institucional, la sustracción de libertades y derechos sociales y la conspiración gubernamental contra el Estado de derecho que supone el PP.
lunes, 30 de mayo de 2016
Calidad de vida en Andalucía
La Encuesta de Condiciones de Vida del INE (ECV) hecha pública el pasado día 24 de mayo, devuelve la mirada a la realidad nacional y andaluza en particular. Una realidad tintada de pobreza y riesgo de exclusión social.
España que es un País de contrastes, también lo es de desigualdades. Así, la ECV del INE pone el acento sobre, como a pesar de la supuesta mejora de la economía nacional, -crecemos y creamos empleo a un ritmo superior al de la UE- según el Gobierno del PP, ésta no redistribuye la riqueza que genera sino que genera mayor brecha social y económica entre las clases trabajadoras y la élite del País, de tal suerte que los ingresos medios de los hogares decrece respecto al año anterior y los salarios de los trabajadores y trabajadoras son un 18% más bajos que los salarios medios de la UE, de ahí que la tasa de pobreza y exclusión se eleva hasta el 22,1% de la población, es decir, casi 13 millones de españoles y españolas no tienen los mínimos recursos para vivir dignamente.
Si observamos los datos desde la vertiente de la Comunidad Autónoma de Andalucía éstos son más preocupantes aún, ya que el 35,7% de las andaluzas y andaluces se encuentran en riesgo de pobreza, un 13,6% por encima de la media española, es decir, uno de cada tres andaluces están en riesgo y el 55% de los hogares no pueden afrontar imprevistos.
¿Qué tienen en común España y Andalucía?
Comparten el sometimiento a una misma política de austeridad. Un modelo productivo basado en la competitividad de la economía en lugar del valor añadido de la actividad productiva. Una legislación laboral acorde con el modelo productivo totalmente precarizado y de muy bajos salarios. Una política fiscal que favorece la evasión y elusión de capitales. Una política económica de estímulos e incentivos sociales a las empresas y que soportamos todos los contribuyentes. Una cultura empresarial totalmente decimonónica que se siente propietaria hasta del capital humano. Una legislación para desahuciar a las familias de sus viviendas en favor de los bancos y que socializa la deuda privada en beneficio de las entidades financieras en vez de hacer inversión pública …
¿Qué les diferencia?
En primer lugar, una histórica brecha económica y social no desdeñables. Y, un gobierno históricamente socialdemócrata que debía suponer un punto de inflexión.
Ambos aspectos no son baladíes y reconociendo el importante esfuerzo y logros alcanzados en materia de igualdad de oportunidades y de disminución de la la brecha histórica de Andalucía, sin embardo y en función de los datos referidos, parece que en lo económico no ha sido determinante ni suficiente un gobierno de corte socialdemócrata para promover un nuevo modelo productivo y democratizar la economía.
A uno se le antoja que la causa de ello, deriva de la renuncia por parte de la socialdemocracia andaluza para transformar la sociedad y del modelo económico históricamente reivindicados y que ha optado por competir con el neoliberalismo únicamente en los aspectos más sociales, actuando de forma paliativa ante los problemas de índole económica de la sociedad andaluza. Renuncia que no propicia independencia ni autonomía económica individual suficiente para gozar de una absoluta libertad y no permite la emancipación de las clases trabajadores que persigue el socialismo democrático quedando éstas, supeditadas a las clases dominantes.
Es verdad que la actual estructura organizativa del Estado y especialmente su modelo económico, no actúan como acicate de transformación, pero no es menos cierto, que la autonomía del gobierno andaluz le permite orientar su política económica y presupuestaria en favor de las familias a través de una “Renta garantizada” hasta alcanzar el nivel mínimo de tributación y por tanto, de la generación de riqueza mediante el consumo interno, o tener una estrategia crediticia pública para la economía productiva y el mantenimiento de los Servicios Públicos, mediante una “Banca Pública”
España que es un País de contrastes, también lo es de desigualdades. Así, la ECV del INE pone el acento sobre, como a pesar de la supuesta mejora de la economía nacional, -crecemos y creamos empleo a un ritmo superior al de la UE- según el Gobierno del PP, ésta no redistribuye la riqueza que genera sino que genera mayor brecha social y económica entre las clases trabajadoras y la élite del País, de tal suerte que los ingresos medios de los hogares decrece respecto al año anterior y los salarios de los trabajadores y trabajadoras son un 18% más bajos que los salarios medios de la UE, de ahí que la tasa de pobreza y exclusión se eleva hasta el 22,1% de la población, es decir, casi 13 millones de españoles y españolas no tienen los mínimos recursos para vivir dignamente.
Si observamos los datos desde la vertiente de la Comunidad Autónoma de Andalucía éstos son más preocupantes aún, ya que el 35,7% de las andaluzas y andaluces se encuentran en riesgo de pobreza, un 13,6% por encima de la media española, es decir, uno de cada tres andaluces están en riesgo y el 55% de los hogares no pueden afrontar imprevistos.
¿Qué tienen en común España y Andalucía?
Comparten el sometimiento a una misma política de austeridad. Un modelo productivo basado en la competitividad de la economía en lugar del valor añadido de la actividad productiva. Una legislación laboral acorde con el modelo productivo totalmente precarizado y de muy bajos salarios. Una política fiscal que favorece la evasión y elusión de capitales. Una política económica de estímulos e incentivos sociales a las empresas y que soportamos todos los contribuyentes. Una cultura empresarial totalmente decimonónica que se siente propietaria hasta del capital humano. Una legislación para desahuciar a las familias de sus viviendas en favor de los bancos y que socializa la deuda privada en beneficio de las entidades financieras en vez de hacer inversión pública …
¿Qué les diferencia?
En primer lugar, una histórica brecha económica y social no desdeñables. Y, un gobierno históricamente socialdemócrata que debía suponer un punto de inflexión.
Ambos aspectos no son baladíes y reconociendo el importante esfuerzo y logros alcanzados en materia de igualdad de oportunidades y de disminución de la la brecha histórica de Andalucía, sin embardo y en función de los datos referidos, parece que en lo económico no ha sido determinante ni suficiente un gobierno de corte socialdemócrata para promover un nuevo modelo productivo y democratizar la economía.
A uno se le antoja que la causa de ello, deriva de la renuncia por parte de la socialdemocracia andaluza para transformar la sociedad y del modelo económico históricamente reivindicados y que ha optado por competir con el neoliberalismo únicamente en los aspectos más sociales, actuando de forma paliativa ante los problemas de índole económica de la sociedad andaluza. Renuncia que no propicia independencia ni autonomía económica individual suficiente para gozar de una absoluta libertad y no permite la emancipación de las clases trabajadores que persigue el socialismo democrático quedando éstas, supeditadas a las clases dominantes.
Es verdad que la actual estructura organizativa del Estado y especialmente su modelo económico, no actúan como acicate de transformación, pero no es menos cierto, que la autonomía del gobierno andaluz le permite orientar su política económica y presupuestaria en favor de las familias a través de una “Renta garantizada” hasta alcanzar el nivel mínimo de tributación y por tanto, de la generación de riqueza mediante el consumo interno, o tener una estrategia crediticia pública para la economía productiva y el mantenimiento de los Servicios Públicos, mediante una “Banca Pública”
miércoles, 18 de mayo de 2016
Primeras palabras mal orientadas
En el acto de presentación de Pedro Sánchez como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, éste orienta mal sus primeras palabras al, aunque sin mencionarlo, burlarse de la coalición electoral “UNIDOS PODEMOS” por el número de letras que lleva en sus siglas y ha defendido que su partido solo necesita sus "cuatro letras": "Ha sido así durante 137 años de historia y así seguirá siendo", apuntó.
A todo socialista llena de estupor la falta de rigor en el conocimiento de la historia del PSOE, que hasta insulta su propia memoria al obviar que el PSOE participó en la conjunción republicano-socialista en las elecciones de 1910 donde Pablo Iglesias con 40.899 sufragios consigue el título de Diputado a Cortes.
En las elecciones de 1931 ya en la II República, el PSOE obtuvo 117 diputados, situándose así como la primera minoría de la Cámara y participó regularmente en los gobiernos republicanos de Manuel Azaña, primero en el gobierno de concentración y posteriormente en coalición con los republicanos de izquierda de Acción Republicana y otros grupos minoritarios. Largo Caballero, Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos desempeñaron carteras ministeriales durante el primer bienio de la República. Posteriormente, en las elecciones de 1936 el PSOE se integra en la coalición del Frete Popular, que agrupó a todas las izquierdas (socialistas, Izquierda Republicana, Unión Republicana, comunistas, sindicalistas, ...) y que obtuvo una ajustada victoria frente a las fuerzas de la derecha. En ese periodo, el socialista Largo Caballero fue nombrado Presidente de un Gobierno de concentración del Frente Popular.
Al faltar al rigor y la memoria histórica de su propio partido, arremeter contra la coalición progresista y de izquierdas y entrar de lleno en una campaña de descrédito y miedo de lo que pueda significar la coalición UNIDOS PODEMOS, solo consigue dos cosas. Una, desmovilizar al electorado socialista por el hartazgo de la confrontación entre las izquierdas y dos, movilizar al mismo tiempo al electorado de la derecha, que ve en la misma una amenaza tanto en cuanto el propio PSOE la teme.
http://www.europapress.es/nacional/noticia-sanchez-burla-unidos-podemos-dice-psoe-solo-necesita-cuatro-letras-20160514123811.html
martes, 15 de marzo de 2016
La alternancia política no es el único cambio posible.
La alternancia política no es el único cambio posible.
El contexto mundial se muestra hostil para las clases trabajadoras procedan de donde procedan. Una hostilidad sustentada en un capitalismo salvaje, avaricioso, egoísta e imperialista que impone su modelo desde Occidente al resto del planeta arrastrando consigo un modelo de desarrollo fallido para la inmensa mayoría. Pero no es menos cierto que la política, único instrumento con capacidad para corregir y/o transformar el modelo capitalista actual, se ha adherido a sus intereses en lugar de combatirlo.
El descomunal fraude económico y financiero generado por este capitalismo salvaje y al que la acción política ha transformado en crisis económica, democrática, de valores y de confianza en las instituciones no hace más que poner de manifiesto lo inoperante de la cultura política dominante, “la de la alternancia neoliberal - socialdemócrata para que nada cambie”, cuya acción en estos largos años de padecimiento de la crisis, ha sido incapaz de dar respuesta a las necesidades básicas para la supervivencia y vida digna de las personas, a la pobreza, a la desigualdad, a los anhelos de libertad y de justicia social para “sí” dar respuesta a los intereses económicos de las corporaciones empresariales y financieras por encima de las personas. Hasta la UE de forma bochornosa ha puesto precio a la cabeza de cada refugiado retornado a Turquía como si de cabeza de ganado se tratara.
O estamos ante un modelo político fracasado y fallido, o ante una impresionante hipocresía y cinismo político del que muy pocos se libran, desde la extrema derecha y la derecha corrupta, hasta las opciones del centralismo social y la propia socialdemocracia, que en nombre de la democracia propician la alternancia política para un falso cambio que nada cambia partiendo de la base, de que la alternancia política es el único cambio posible.
La mayoría social y las fuerzas del cambio estamos en la obligación de promover y propiciar un cambio real en favor de la justicia social, de la libertad, de la igualdad, de una ciudadanía plena y de las clases trabajadoras para un mundo mejor.
El contexto mundial se muestra hostil para las clases trabajadoras procedan de donde procedan. Una hostilidad sustentada en un capitalismo salvaje, avaricioso, egoísta e imperialista que impone su modelo desde Occidente al resto del planeta arrastrando consigo un modelo de desarrollo fallido para la inmensa mayoría. Pero no es menos cierto que la política, único instrumento con capacidad para corregir y/o transformar el modelo capitalista actual, se ha adherido a sus intereses en lugar de combatirlo.
El descomunal fraude económico y financiero generado por este capitalismo salvaje y al que la acción política ha transformado en crisis económica, democrática, de valores y de confianza en las instituciones no hace más que poner de manifiesto lo inoperante de la cultura política dominante, “la de la alternancia neoliberal - socialdemócrata para que nada cambie”, cuya acción en estos largos años de padecimiento de la crisis, ha sido incapaz de dar respuesta a las necesidades básicas para la supervivencia y vida digna de las personas, a la pobreza, a la desigualdad, a los anhelos de libertad y de justicia social para “sí” dar respuesta a los intereses económicos de las corporaciones empresariales y financieras por encima de las personas. Hasta la UE de forma bochornosa ha puesto precio a la cabeza de cada refugiado retornado a Turquía como si de cabeza de ganado se tratara.
O estamos ante un modelo político fracasado y fallido, o ante una impresionante hipocresía y cinismo político del que muy pocos se libran, desde la extrema derecha y la derecha corrupta, hasta las opciones del centralismo social y la propia socialdemocracia, que en nombre de la democracia propician la alternancia política para un falso cambio que nada cambia partiendo de la base, de que la alternancia política es el único cambio posible.
La mayoría social y las fuerzas del cambio estamos en la obligación de promover y propiciar un cambio real en favor de la justicia social, de la libertad, de la igualdad, de una ciudadanía plena y de las clases trabajadoras para un mundo mejor.
lunes, 14 de marzo de 2016
Un gobierno de izquierdas necesario
Por primera vez en democracia, los resultados de un proceso electoral, el del 20D, brindan la oportunidad histórica de construir un gobierno transformador desde la confluencia de toda la izquierda y desde el reconocimiento que debe concentrarse en torno al PSOE. Sin embargo, nos encontramos a las puertas de la pérdida de esta oportunidad para la mayoría social.
El Acuerdo firmado con C.s, la investidura fallida y la presunta incorporación del PP corrupto a un supuesto proceso negociador, parece vislumbrar un nuevo fracaso colectivo de la izquierda, un nuevo proceso electoral que sería el mismo fracaso colectivo o un gobierno conservador que supondría una ruina para los derechos de las clases trabajadoras y la libertad ciudadana.
Ya el acuerdo con C.s, no aborda los aspectos que resuelvan los problemas a la mayoría social y que debían comenzar por restituir todos los derechos perdidos con el gobierno del PP.
Aspectos indispensables como el deterioro de los derechos y libertades y la falta de tutela jurídica efectiva de las trabajadoras y trabajadores y del conjunto de la ciudadanía, como consecuencia de la prevalencia del criterio económico sobre los derechos labores en el ámbito del trabajo y de la presunción de veracidad del principio de autoridad, sobre la presunción de inocencia,convierte en vulnerables a las clases trabajadoras y a la democracia en una democracia intervenida.
El acuerdo con C,s para la investidura no resolvía estas situaciones de menoscabo y mucho menos si al mismo se incorpora el PP como pretende la formación naranja, máxime cuando si por algo ha destacado España en estos largos cuatro años de gobierno del PP ha sido por la corrupción generalizada, institucionalizada y legitimada por el gobierno y por el incremento de la pobreza, las desigualdades, la represión a la libertad de expresión y reunión, la tortura y los malos tratos diversos derivados de la reforma del Código Penal y de la Ley Mordaza o la legalización de las devoluciones en caliente de inmigrantes y refugiados...
Es de reconocer la agenda social que contiene el acuerdo con C,s, más como consecuencia de la transversalidad política que conlleva la alternancia en el poder entre derecha y socialdemocracia que posibilita confluencias a derecha e izquierda, que a las posiciones ideológicas a ambos lados del tablero. Solo baste observar el nivel de protección social alcanzado en los países de Centro y Norte de Europa con gobiernos mayoritariamente conservadores. Pero sin embargo, su ejecución está cuestionada al no afrontar el Acuerdo una verdadera reforma del modelo fiscal y pasar de puntillas por aspectos que pueden hacer posibles políticas sociales y de derecho público como es el art. 135 de la CE que mantiene la prevalencia del pago de la deuda sobre la política social.
Si en algo se diferencia la derecha de la izquierda, es en la forma de afrontar la política económica, el modelo productivo y las relaciones laborales y en ambos casos, el Acuerdo con C,s no afronta aspectos esenciales que corrijan por ejemplo, la mala praxis empresarial, la democratización de la economía, ni las medidas laborales del Acuerdo deroga la reforma laboral .
Las propuestas del Acuerdo en este campo, son de limitado alcance en la negociación colectiva, en la modificación del despido de aquella reforma del PP y van en la dirección equivocada en materia de contratación que incrementarán la inestabilidad, la precariedad, los bajos salarios, la dualidad y la desigualdad.
Las modificaciones propuestas para paliar los desequilibrios en la negociación colectiva apuestan por la continuación de la devaluación salarial como medida de competitividad y con el mantenimiento de la brecha salarial que son causas de desigualdad. Tendencia que continuará observándose por los efectos de la inestabilidad y precariedad laboral mantenida, e incluso empeorada por los cambios en la contratación temporal y por el debilitamiento no resuelto, de la protección al despido que hizo la brutal reforma del PP.
Reconociendo los esfuerzos realizados para la primera y segunda investidura, el postureo, malas artes y hasta las estrategias mostradas por todos, ello no debe suponer renunciar a la posibilidad de construir en torno al PSOE un gobierno de izquierda de verdadero cambio para la mayoría social, ni una excusa para responsabilizarse mutuamente de su posible fracaso. Más bien todo lo contrario.
Hablar de hacer otra política es hablar de legislar para garantizar derechos, protección y rentas para una vida digna, de democratizar la economía, empoderar a la ciudadanía, cambiar el modelo productivo para pasar de la competitividad especulativa a la productividad como concepto de crecimiento económico, es garantizar la tutela jurídica de los trabajadores y de la ciudadanía y no sustituir toda una política económica para la justicia social por una agenda social por muy amplia que esta sea.
En definitiva, sumar para realizar la misma política económica es convertir la justicia social en solidaridad, que no es lo mismo. Cuando hay justicia social, no se precisa de la solidaridad y es ahí, donde radica la diferencia entre el socialismo y el centrismo socialdemócrata.
El Acuerdo firmado con C.s, la investidura fallida y la presunta incorporación del PP corrupto a un supuesto proceso negociador, parece vislumbrar un nuevo fracaso colectivo de la izquierda, un nuevo proceso electoral que sería el mismo fracaso colectivo o un gobierno conservador que supondría una ruina para los derechos de las clases trabajadoras y la libertad ciudadana.
Ya el acuerdo con C.s, no aborda los aspectos que resuelvan los problemas a la mayoría social y que debían comenzar por restituir todos los derechos perdidos con el gobierno del PP.
Aspectos indispensables como el deterioro de los derechos y libertades y la falta de tutela jurídica efectiva de las trabajadoras y trabajadores y del conjunto de la ciudadanía, como consecuencia de la prevalencia del criterio económico sobre los derechos labores en el ámbito del trabajo y de la presunción de veracidad del principio de autoridad, sobre la presunción de inocencia,convierte en vulnerables a las clases trabajadoras y a la democracia en una democracia intervenida.
El acuerdo con C,s para la investidura no resolvía estas situaciones de menoscabo y mucho menos si al mismo se incorpora el PP como pretende la formación naranja, máxime cuando si por algo ha destacado España en estos largos cuatro años de gobierno del PP ha sido por la corrupción generalizada, institucionalizada y legitimada por el gobierno y por el incremento de la pobreza, las desigualdades, la represión a la libertad de expresión y reunión, la tortura y los malos tratos diversos derivados de la reforma del Código Penal y de la Ley Mordaza o la legalización de las devoluciones en caliente de inmigrantes y refugiados...
Es de reconocer la agenda social que contiene el acuerdo con C,s, más como consecuencia de la transversalidad política que conlleva la alternancia en el poder entre derecha y socialdemocracia que posibilita confluencias a derecha e izquierda, que a las posiciones ideológicas a ambos lados del tablero. Solo baste observar el nivel de protección social alcanzado en los países de Centro y Norte de Europa con gobiernos mayoritariamente conservadores. Pero sin embargo, su ejecución está cuestionada al no afrontar el Acuerdo una verdadera reforma del modelo fiscal y pasar de puntillas por aspectos que pueden hacer posibles políticas sociales y de derecho público como es el art. 135 de la CE que mantiene la prevalencia del pago de la deuda sobre la política social.
Si en algo se diferencia la derecha de la izquierda, es en la forma de afrontar la política económica, el modelo productivo y las relaciones laborales y en ambos casos, el Acuerdo con C,s no afronta aspectos esenciales que corrijan por ejemplo, la mala praxis empresarial, la democratización de la economía, ni las medidas laborales del Acuerdo deroga la reforma laboral .
Las propuestas del Acuerdo en este campo, son de limitado alcance en la negociación colectiva, en la modificación del despido de aquella reforma del PP y van en la dirección equivocada en materia de contratación que incrementarán la inestabilidad, la precariedad, los bajos salarios, la dualidad y la desigualdad.
Las modificaciones propuestas para paliar los desequilibrios en la negociación colectiva apuestan por la continuación de la devaluación salarial como medida de competitividad y con el mantenimiento de la brecha salarial que son causas de desigualdad. Tendencia que continuará observándose por los efectos de la inestabilidad y precariedad laboral mantenida, e incluso empeorada por los cambios en la contratación temporal y por el debilitamiento no resuelto, de la protección al despido que hizo la brutal reforma del PP.
Reconociendo los esfuerzos realizados para la primera y segunda investidura, el postureo, malas artes y hasta las estrategias mostradas por todos, ello no debe suponer renunciar a la posibilidad de construir en torno al PSOE un gobierno de izquierda de verdadero cambio para la mayoría social, ni una excusa para responsabilizarse mutuamente de su posible fracaso. Más bien todo lo contrario.
Hablar de hacer otra política es hablar de legislar para garantizar derechos, protección y rentas para una vida digna, de democratizar la economía, empoderar a la ciudadanía, cambiar el modelo productivo para pasar de la competitividad especulativa a la productividad como concepto de crecimiento económico, es garantizar la tutela jurídica de los trabajadores y de la ciudadanía y no sustituir toda una política económica para la justicia social por una agenda social por muy amplia que esta sea.
En definitiva, sumar para realizar la misma política económica es convertir la justicia social en solidaridad, que no es lo mismo. Cuando hay justicia social, no se precisa de la solidaridad y es ahí, donde radica la diferencia entre el socialismo y el centrismo socialdemócrata.
martes, 9 de febrero de 2016
RELEER EL 20D
Desde la celebración del Comité Federal del PSOE el pasado día 30 de enero, los intereses particulares de las estructuras de control político del mismo no parecen haber cambiado en demasía, a pesar del silencio al que se han predispuesto de cara a la posible conformación de un presumible acuerdo de gobierno capitaneado por el PSOE.
Es verdad que desde entonces, cierta baronía ha bajado el tono de su voz aunque algunos floreros y jarrones ya en desuso han decidido ocupar su puesto, y en ello andan danzando por esperpentos mediáticos y sociales haciendo campaña sobre lo malo que sería para España un gobierno en el que participe Podemos. Quizás mucho tenga que ver con ello la estrategia de Pedro Sánchez de someter a consulta de la militancia los acuerdos de gobierno que se alcancen. De ser así, es un detalle que pone de manifiesto que aquellos, no esperaban la manifestación del Secretario General ante el Comité Federal.
Tras el Comité Federal y las posteriores declaraciones y ruedas de prensas, podría sobrentenderse que las líneas rojas de quienes controlan el Comité Federal (no pactar con el PP, ni con Podemos) quedarían en segundo término para facilitar las negociaciones del S.G. con el resto de fuerzas políticas para conformar el gobierno reformista y progresista para el cambio que tanto se ha anunciado. Sin embargo, muy pronto esa esperanza quedó desvanecida según se va informando de las reuniones que se mantienen con los diferentes líderes de las formaciones políticas. Todo parece indicar que las líneas rojas de unos y otros se mantienen, aunque cambiables en su percepción y eso sí, la responsabilidad es del otro.
Si infantil es la posición de Podemos planteando un gabinete ministerial con el PSOE sin haber ni tan siquiera hablado con el PSOE, no es menos sorprendente la estrategia de Ciudadanos, que sugiere y se autoproclama portavoz en diferido del PP, a quienes a toda costa quieren meter en el futuro acuerdo de gobierno. Pero lo que realmente preocupa en el PSOE no es la infantilidad ni la arrogancia de PODEMOS, sino la claridad de su posición respecto a la mirada con la que hay que hilvanar el programa del cambio, mirándolo desde la derecha con C,s, o mirándolo desde la izquierda con la mayoría social de España. “Pedro Sánchez debe elegir a sus compañeros de viaje” porque lo que si que es incuestionable, que C,s es la marca en diferido del PP.
Cumpliendo con lo comprometido, el lunes 8 de febrero el PSOE le hace llegar a las diferentes organizaciones políticas su propuesta de programa para el cambio. Propuesta que es acogida con cierto interés, al tiempo de que con prudencia y que se sustenta en una amplia batería de reformas y medidas sociales a las que difícilmente pueda nadie negarse, pero sin renunciar a la cultura política no transformadora a la que la mayoría de la sociedad española ha dicho ¡vasta!. Es ahí donde se encuentra la encrucijada de Pedro Sánchez y del PSOE, en acertar con la música para una buena letra.
Hay que volver a releer los resultados electorales del 20D. Hay volver a interpretar la voluntad social que se ha manifestado el 20D y que no deja de ser otra que la voluntad de diálogo amplio y plural, pero un diálogo para un cambio avalado por más de 12 millones de votos desde la izquierda. No un diálogo de cambio para que nada cambie.
Un diálogo que ponga de manifiesto que es preciso adoptar una nueva cultura política, que se centre en la ciudadanía, en las clases trabajadoras, que defina claramente la idea transformadora del modelo democrático, político y territorial del Estado.
Por tanto, mal irá si no se presta atención real a la voluntad mayoritaria del pueblo, que es cambiar para transformar, no cambiar para que nada cambie como parece que orienta el proceso negociador iniciado, por mucho que pretendan influir en la idea contraria los medios de comunicación y la cocina de las innumerables encuestas demoscópicas que nos dirán lo contrario.
Es verdad que desde entonces, cierta baronía ha bajado el tono de su voz aunque algunos floreros y jarrones ya en desuso han decidido ocupar su puesto, y en ello andan danzando por esperpentos mediáticos y sociales haciendo campaña sobre lo malo que sería para España un gobierno en el que participe Podemos. Quizás mucho tenga que ver con ello la estrategia de Pedro Sánchez de someter a consulta de la militancia los acuerdos de gobierno que se alcancen. De ser así, es un detalle que pone de manifiesto que aquellos, no esperaban la manifestación del Secretario General ante el Comité Federal.
Tras el Comité Federal y las posteriores declaraciones y ruedas de prensas, podría sobrentenderse que las líneas rojas de quienes controlan el Comité Federal (no pactar con el PP, ni con Podemos) quedarían en segundo término para facilitar las negociaciones del S.G. con el resto de fuerzas políticas para conformar el gobierno reformista y progresista para el cambio que tanto se ha anunciado. Sin embargo, muy pronto esa esperanza quedó desvanecida según se va informando de las reuniones que se mantienen con los diferentes líderes de las formaciones políticas. Todo parece indicar que las líneas rojas de unos y otros se mantienen, aunque cambiables en su percepción y eso sí, la responsabilidad es del otro.
Si infantil es la posición de Podemos planteando un gabinete ministerial con el PSOE sin haber ni tan siquiera hablado con el PSOE, no es menos sorprendente la estrategia de Ciudadanos, que sugiere y se autoproclama portavoz en diferido del PP, a quienes a toda costa quieren meter en el futuro acuerdo de gobierno. Pero lo que realmente preocupa en el PSOE no es la infantilidad ni la arrogancia de PODEMOS, sino la claridad de su posición respecto a la mirada con la que hay que hilvanar el programa del cambio, mirándolo desde la derecha con C,s, o mirándolo desde la izquierda con la mayoría social de España. “Pedro Sánchez debe elegir a sus compañeros de viaje” porque lo que si que es incuestionable, que C,s es la marca en diferido del PP.
Cumpliendo con lo comprometido, el lunes 8 de febrero el PSOE le hace llegar a las diferentes organizaciones políticas su propuesta de programa para el cambio. Propuesta que es acogida con cierto interés, al tiempo de que con prudencia y que se sustenta en una amplia batería de reformas y medidas sociales a las que difícilmente pueda nadie negarse, pero sin renunciar a la cultura política no transformadora a la que la mayoría de la sociedad española ha dicho ¡vasta!. Es ahí donde se encuentra la encrucijada de Pedro Sánchez y del PSOE, en acertar con la música para una buena letra.
Hay que volver a releer los resultados electorales del 20D. Hay volver a interpretar la voluntad social que se ha manifestado el 20D y que no deja de ser otra que la voluntad de diálogo amplio y plural, pero un diálogo para un cambio avalado por más de 12 millones de votos desde la izquierda. No un diálogo de cambio para que nada cambie.
Un diálogo que ponga de manifiesto que es preciso adoptar una nueva cultura política, que se centre en la ciudadanía, en las clases trabajadoras, que defina claramente la idea transformadora del modelo democrático, político y territorial del Estado.
Por tanto, mal irá si no se presta atención real a la voluntad mayoritaria del pueblo, que es cambiar para transformar, no cambiar para que nada cambie como parece que orienta el proceso negociador iniciado, por mucho que pretendan influir en la idea contraria los medios de comunicación y la cocina de las innumerables encuestas demoscópicas que nos dirán lo contrario.
lunes, 1 de febrero de 2016
TODA PALABRA CONTIENE IDEOLOGIA
Toda estructura de gobierno necesita de cierta estabilidad para poder dar consistencia al desarrollo de los pueblos y de los países. España necesita de un gobierno que de estabilidad política para generar confianza a la economía y a los mercados.
En la España actual, la surgida de las elecciones generales del 20D, el comentario y la opinión más destacada -trending topic- es el que hace referencia a la estabilidad política que el País necesita. En ello andan destacadas personalidades del mundo de la política, de la economía, del mundo financiero y empresarial sin despreciar ningún tipo de herramientas bien sea mediáticas o endemoniadas para generar miedo en la dirección en que les interesa.
La estabilidad como concepto es un valor en sí mismo y en el ámbito de la gobernanza más destacado aún, sin embargo la estabilidad política a la que se refiere esta élite política, empresarial, financiera y económica está embargada de una única posibilidad, la que propicia una gran coalición de gobierno desechando la facultad de una pacto o acuerdo programático que de estabilidad a la gobernanza de España desde posiciones progresistas de izquierdas, aún siendo la opción más votada. Se trata de dar valor exclusivo a la cultura política hasta ahora conocida en democracia.
¿A qué estabilidad política se refiere esta élite nacional? Quizás a aquella que se sustenta en el modelo de una gobernanza que sustituye la ética por estética, que cambia la moral por la corrupción, la actividad productiva de la economía por la competitividad, que cambia la cohesión por la desigualdad, la convergencia por el crecimiento o el derecho al trabajo, por el trabajo precario y sumiso.
Sin embargo, esta misma élite no tiene el más mínimo reparo en cohabitar con la incoherencia y la desigualdad social, la desavenencia de los derechos de ciudadanía, laborales y sociales y la usurpación de los conceptos de convergencia y cohesión.
En definitiva, detrás de cada palabra y de cada opinión de esta élite política, económica, empresarial y financiera se esconde siempre un profundo poso ideológico que garantice sus privilegios, además de ser la misma gente que niega la ideología en nombre del discurso demagógico del bien común pero que sin embargo, te imponen su ideología.
martes, 26 de enero de 2016
Pacto de gobierno de izquierdas a consulta
Las necesidades de la ciudadanía y de las clases trabajadoras de España, pasan más que nunca por frenar las políticas que han generado desigualdades, pobreza, precariedad social, laboral y democrática y han normalizado la corrupción como identidad institucional del País. Todas esa políticas tienen su origen en el capitalismo abusivo para el que legisla el Gobierno de Mariano Rajoy, el gobierno del PP.
Mas allá de tacticismos partidarios o egos personales, es preciso reconocer que para superar los problemas a los que nos ha llevado la crisis y la acción política desarrollada durante su gestión, es preciso adoptar decisiones que pongan punto y final a las medidas reaccionarias aplicadas y esas decisiones, solo pasan por el diálogo y el acuerdo entre la izquierda, pese a quien pese.
Desde el mismo instante de conocerse los resultados del 20D muchos “locutores” presuntamente cualificados saltaron a la arena de la opinión, del comentario y del chascarrillo. Opinión, comentario y chascarrillo que han sufrido hasta hoy una amplia gama de matices, puntualizaciones y hasta argumentos “Grouchianos” incluidos el “… si no le gusta este argumento, tengo otros”
Todo ello pone de manifiesto por una parte, la bisoñez o mala leche, de quienes no quieren ver que la ciudadanía ha dictado el veredicto del diálogo, del acuerdo y del pacto para un gobierno diferente al que nos ha brindado el PP y su austericidio público para enriquecer mas al rico. Y por otra parte, da la impresión de que dentro del PSOE, único partido de la izquierda con posibilidad, experiencia y capacidad de gobierno, hay algún grupo de la llamada nobleza socialista -la “baronía”- que más allá de ser la solución a los problemas de las clases trabajadoras y del conjunto de la sociedad, les preocupa tener una posición dominante y de fuerza dentro del PSOE.
Un claro ejemplo de anteponer la posición de dominio o fuerza dentro del PSOE se muestra en Andalucía, desde donde se vierten continuas manifestaciones como: “ los españoles nos han puesto en la oposición” “hemos obtenido los peores resultado de la historia” “el secretario general en este partido se tiene que someter a lo que diga el Comité Federal” “no se va a gobernar a cualquier precio” “no va a perder el PSOE su identidad por gobernar” … y todo ello, sin que aún se haya producido acercamientos para el diálogo y mucho menos negociación con otras fuerzas políticas.
A uno se le viene a la mente el recuerdo de las elecciones andaluzas del 25M de 2012, en las que el partido más votado fue el PP (47.000 votos más que el PSOE) y no fue un impedimento para que desde el diálogo, el acuerdo y el pacto, en definitiva desde la democracia, el PSOE gobernara en coalición con IU y Susana Díaz fuera investida por primera vez como Presidenta de la Junta de Andalucía.
Estos son los hechos y las circunstancias y ante tales hechos y circunstancias, el Secretario General Pedro Sánchez y el Comité Federal del PSOE, tienen el deber de someter a la consideración de la militancia socialista el presunto acuerdo de gobierno que pacte con otras formaciones políticas.
viernes, 22 de enero de 2016
NUEVA POLÍTICA PARA NUEVOS TIEMPOS
Nuevas políticas para nuevos tiempos.
Por primera vez desde el 20D, el PSOE y Pedro Sánchez controlan la gobernanza de los tiempos. Una somera mirada sobre las múltiples versiones presentadas por los nuevos partidos y alguna baronia socialista, pone de manifiesto que quien lo tiene claro es el PSOE, el del Sc. General elegido por sufragio universal de la militancia socialista, a quienes se debe, lo que le genera fortaleza y liderazgo, aunque contestable y cuasi coherente.
Lo objetivo en esta somera mirada nos dice que el tiempo político lo controla Pedro Sanchez, a pesar de las críticas de la caverna y la más que reprobable crítica interna. Solo baste observar cómo las líneas rojas iniciales anunciadas se difuminan en la dirección de la voluntad social mayoritaria y como el Presidente del Gobierno en funciones, renuncia a su investidura en primera instancia.
La maniobra estratégica que ha presentado PODEMOS hoy, solo difiere del "postureo" de cierta baronía socialista en que va en la dirección de reconocer la voluntad de cambio de los/as españoles/as. Lo que puede llevar a pensar que el "postureo" interno en el PSOE tiene más de interés particular que general.
A ver si va a tener que ocurrir algún funeral de Estado, para enterrar definitivamente cierta cultura de la arrogancia interna del PSOE.
Ahora lo que toca es tener capacidad para instalar en el gobierno de España la cultura del cambio que las españolas y los españoles hemos decidido con nuestro voto y esa capacidad afortunadamente, está en estos momentos en manos del PSOE mientras que la patata caliente la tiene la derecha en su tejado. Por ejemplo, ¿cuál sería la posición del PP y de la nueva derecha, si un nuevo gobierno en el marco constitucional actual convoca un referéndum legal que consulte sobre la reforma constitucional necesaria? ¿Bloquearía el PP la reforma constitucional si los españoles así lo considera? ¡No la defraudemos!
Por primera vez desde el 20D, el PSOE y Pedro Sánchez controlan la gobernanza de los tiempos. Una somera mirada sobre las múltiples versiones presentadas por los nuevos partidos y alguna baronia socialista, pone de manifiesto que quien lo tiene claro es el PSOE, el del Sc. General elegido por sufragio universal de la militancia socialista, a quienes se debe, lo que le genera fortaleza y liderazgo, aunque contestable y cuasi coherente.
Lo objetivo en esta somera mirada nos dice que el tiempo político lo controla Pedro Sanchez, a pesar de las críticas de la caverna y la más que reprobable crítica interna. Solo baste observar cómo las líneas rojas iniciales anunciadas se difuminan en la dirección de la voluntad social mayoritaria y como el Presidente del Gobierno en funciones, renuncia a su investidura en primera instancia.
La maniobra estratégica que ha presentado PODEMOS hoy, solo difiere del "postureo" de cierta baronía socialista en que va en la dirección de reconocer la voluntad de cambio de los/as españoles/as. Lo que puede llevar a pensar que el "postureo" interno en el PSOE tiene más de interés particular que general.
A ver si va a tener que ocurrir algún funeral de Estado, para enterrar definitivamente cierta cultura de la arrogancia interna del PSOE.
Ahora lo que toca es tener capacidad para instalar en el gobierno de España la cultura del cambio que las españolas y los españoles hemos decidido con nuestro voto y esa capacidad afortunadamente, está en estos momentos en manos del PSOE mientras que la patata caliente la tiene la derecha en su tejado. Por ejemplo, ¿cuál sería la posición del PP y de la nueva derecha, si un nuevo gobierno en el marco constitucional actual convoca un referéndum legal que consulte sobre la reforma constitucional necesaria? ¿Bloquearía el PP la reforma constitucional si los españoles así lo considera? ¡No la defraudemos!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)