miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hacia el adoctriamiento universal

Una sociedad desarrolla, una auténtica y verdadera democracia necesita una prensa independiente respecto al Estado, a los poderes económicos, industriales o influencias externas. Necesita una prensa libre y con honor, que no adoctrine, asilvestre y adormezca a la ciudadanía.

Una verdadera democracia necesita de una sociedad activa, dinámica, crítica y exigente, no indiferente a lo que ocurra en el entorno más inmediato. Sin embargo es lo que hoy está en riesgo como consecuencia del alto nivel de adoctrinamiento y dogmátismo de la inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles.

No ha sido suficiente hacer una Ley Audiovisual, ni tan siquiera una Comisión de ética que evalúe la veracidad de la información, el rigor profesional, la calidad de los contenidos de las parrillas de programación, ...

Hoy podemos observar atónitos y sin reacción alguna, como la mayor parte de los contenidos de las parrillas televisivas, radiofónicas y la línea editorial de la mayoría de la prensa escrita la integran contenidos que surgen de quienes tienen el poder sobre los medios y optan por contarle al pueblo solo una parte de la verdad, un credo único. O llena las parrillas con concursos, fútbol, programas de entretenimiento degradantes que diseccionan la vida y miserias de personajillos, condes, duques o marquesas que idiotizan la conciencia ciudadana, no alimentan la razón, el estudio o el análisis e impide a la gente visualizar la realidad de su entorno.

Toda una literatura de la evasión para que la gente no vea, no piense, no analice. Para confundir su existencia real con la existencia que les ponen en las pantallas, en los informativos. La frivolidad que hace olvidar lo que ocurre diariamente, nos hace no verlo; o si lo vemos, se eleva a la categoría de irreal.

¡La libertad de prensa!, vejada y nuevamente amenazada por las intenciones de gobierno del PP, quienes entres sus propuestas está dar una vuelta más de tuerca a la liberalización de todas las televisiones públicas. Privatizarlas y ponerlas a su servicio. Convertir a TVE y las televisiones autonómicas y locales en nuevas TELEMADRID, INTERECONOMIA O LIBERTAD DIGITAL.

En definitiva, trasladar a la esfera de la conciencia social el adoctrinamiento universal del pueblo.

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