No hubo rectificación posible a pesar de las voces discordantes dentro del seno del propio partido que sustenta al Gobierno de España. La reforma constitucional certifica las políticas neoliberales regresivas e improvisadas del Gobierno.
¿O, quizás haya que decir de Zapatero?
La reforma constitucional no solo es una ruptura manifiesta del consenso social y otras muchas cosas más, como un alegato contra la estrategia de cohesión de Andalucía con el resto de comunidades autónomas, o la certificación de defunción de las políticas sociales y el empleo en los ayuntamientos; sino que pone de manifiesto cómo funciona el rodillo de los grandes partidos políticos.
Ya hace unos años el Gobierno de España y el partido que lo sustenta, dieron un inexplicable giro a la derecha en su acción política, rindiéndose a los mercados y subrogando las políticas económicas al dictado de Merkel. Pero ahora han hecho lo más difícil todavía, han llevado la Constitución Española desde el consenso y la neutralidad política hasta el disenso y al espacio político de la derecha, dejando huérfanos a millones de personas progresistas y de izquierdas que veían reflejadas en ella valores esenciales para la convivencia desde el plano de la cohesión y la justicia social.
Zapatero con esta improvisación constitucional les hace al PP los deberes que ellos mismos no se hubieran atrevido realizar, arrastrando tras sí la propia identidad del PSOE y la posibilidad de que la ciudadanía de izquierdas y las clases trabajadoras y populares puedan organizar un amplio frente democrático político y social que represente sus inquietudes al convocar anticipadamente las elecciones generales.
Esta situación, o se revierte inmediatamente, o bien la ciudadanía, las clases trabajadoras y populares construirán un nuevo referente democrático político y social ideológicamente socialdemócrata, que de respuestas contundentes desde la izquierda a las necesidades de la ciudadanía y contra la avaricia, la codicia y el egoísmo desmedido de los poderes económicos que controlan los mercados actuales; en caso contrario, Zapatero y el PSOE actual habrán avocado a la izquierda española a una desestructuración masiva irreversible en décadas.
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