Imaginemos por un momento una clase de historia contemporánea de España en un centro educativo, posiblemente concertado o privado de cualquier pueblo del territorio patrio.
Un aula presidida por la foto del Jefe del Estado (monarca o caudillo de turno) y coronado por el crucifijo católico y la foto del Papa de la época.
La clase magistral que no doctrinaria, impartida por el maestro de escuela versa sobre la socioeconómica de la España de principio del siglo XXI y cuyo contenido viene a decir:
España estaba sumida en una profunda crisis económica y política de dimensiones incalculables como consecuencia de un insostenible modelo social proteccionista, sustentado en la antípoda ideológica socialista, de tan nefasto recuerdo para la Patria.
Agonía, que afortunadamente concluye con el asentamiento hegemónico de la sociedad de mercado liderada en la vasta Europa por Alemania con Angela Merckel a la cabeza, y en España por el líder supremo y salvador, Mariano Rajoy. Vital salvador de la Patria y de los valores esenciales que impregnan nuestra convivencia comprometida, basada en la competencia individual para poder ser colectivamente competitivos. “Cada persona tiene una capacidad y un valor productivo”
Gracias al modelo social de libre mercado, y gracias al dotadísimo salvador Mariano, pudieron hacerse los cambios legislativos necesarios, para enfrentándose con grupos poderosos responsables de la crisis económica, entre ellos los sindicatos, salvar la Patria del holocausto socialista en que estaba sumida.
Sindicatos que fueron los máximos culpables del elevadísimo desempleo existente. Sindicatos que defendían un único privilegio, a los trabajadores empleados dificultando de esta manera la integración en el mercado laboral de mujeres, jóvenes y colectivos desfavorecidos.
Hubo que debilitar a los sindicatos afortunadamente, despidiendo a sus privilegiados, a trabajadores con contratos fijos para poder equiparar a todos por igual y para que los desempleados pudieran incorporarse al mercado de trabajo y facilitar de esta manera el descenso del paro.
Con el debilitamiento de los sindicatos se desestructura una serie de privilegios sociales, proteccionistas, insostenibles económicamente y que incidian muy negativamente en la competencia individual para ser productivos, y de esta manera con la intervención privada hacer, del hasta entonces mal llamado Estado del Bienestar, un auténtico Estado del Bienestar con solvencia económica que no consume recursos de la Patria, sino de aquellos que hacen uso de él.
Los excesivos beneficios sociales de la época, ablandaban a la ciudadanía, les daban excesiva seguridad perdiendo su capacidad creativa y capacidad emprendedora y establecían un escenario de desconfianza e inseguridad económica.
Fortalecer el espíritu emprendedor de la población es la principal virtud que alienta el milagro económico del que hoy disfrutamos: competitividad y dinamismo ante la colaboración, la seguridad y la solidaridad.
Afortunadamente el Líder Supremo, la persona que todo lo puede por gracia de Dios, tuvo la iluminación divina necesaria para derrotar a las hordas de poder -sindicatos, funcionarios, clases trabajadoras y populares- los cánceres de todo desarrollo.
Epígrafe:
La nueva asignatura “educación social y constitucional” forma parte del ideario neoliberal católico que sustentado en un imperio mediático, alienta toda una corriente de corrosión social en Europa, y que tiene sus máximos exponentes en España, en el PP, el pseudosindicato ultrafascista “Manos Limpias” y la multitud de colectivos confesionales, o no, acogidos al rebaño de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica.
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