Hay quien
dice que la historia es nuestra memoria. Y de historia y de memoria sabe mucho
la UGT, un Sindicato centenario con un recorrido a caballo entre tres siglos.
El Siglo XIX, donde en 1888 tuvo su origen. El Siglo XX, en el que tocó
sobrevivir a dos guerras mundiales y a un asesino Golpe de Estado contra la
democracia y la voluntad del pueblo, que ocasionó cientos de miles de bajas y
un interminable reguero de sufrimiento que duró 40 años, y que aún hoy, 77 años
después, seguimos anhelando el deseo del derecho a la memoria parar dignificar
el paso de la historia a aquellas familias que aún intentan comprender el por
qué de la condición humana. Y trece años del siglo XXI en el que nos proponemos
mantener las conquistas sociales como patrimonio exclusivo del pueblo y de las
clases trabajadoras.
He querido
comenzar de esta manera mi saludo por dos razones:
Primero,
porque el próximo día 8 de agosto celebramos el 125 aniversario de la UGT. 125
años de sindicalismo, de lucha por la libertad y la dignidad del ser humano.
125 años de lucha por la justicia social que creíamos alcanzada y que la
avaricia, el egoísmo y la codicia desmedida del capitalismo vuelve a situar en
el albur de la revolución industrial del S XIX.
En segundo
lugar, porque cuando iniciamos el 11 Congreso de la UGT Huelva en octubre de
2009, a tenor de las intervenciones que se produjeron y de las resoluciones y
documentos que aprobamos, se vislumbraban los tiempo actuales. Quizás porque en
abril de aquel año, la Cumbre del G 20 celebrada en Londres consagraba el
reconocimiento de que nos encontrábamos en una crisis global del sistema
capitalista, o tal vez ante una estafa global y planificada del propio
sistema.
Por ello
he querido comenzar mi saludo haciendo un reconocimiento explícito a la
trascendencia de la historia, que es nuestra memoria y si la perdemos, se
pierde un enorme capital histórico que vamos a necesitar para saber interpretar
la realidad que hoy vivimos.
No es
posible entender el trabajo de la UGT H en estos últimos años, sin referirnos a
la dichosa Cumbre del G 20, porque el mensaje político que de ella se
transmitió fue: “que el consenso social sobre el que se construyó Europa había
concluido, y que nos situábamos en la antesala de un nuevo rumbo social como
consecuencia de la globalización” a pesar de que el propósito de la Cumbre era,
anticipar soluciones a los problemas que ya estaban identificados. Pero sin
embargo, se advertían muchas dudas porque en lugar de construir una nueva
arquitectura financiera, donde se encuentra el origen de la crisis, se encarga
su rehabilitación a los mismos que la crearon.
Hoy
lamentamos que la evolución de los acontecimientos y de las decisiones
adoptadas hayan convertido la crisis
financiera en una profunda crisis económica generalizada y de tal dureza, que
ha degenerado en una crisis laboral, social, institucional y quizás hasta
ideológica que está imponiendo un nuevo marco social, con menos derechos, menos
justicia social, menos libertad y menos democracia.
En mi
opinión, en abril de 2009 se produce el punto de inflexión que condiciona toda
la economía mundial, pervierte la voluntad política de los gobiernos y se cede
soberanía de los Estados a los mercados,
produciendo con ello una extraordinaria mutación de la crisis bancaria a la
crisis de deuda que aún hoy amenaza con llevarse por delante al euro y el
proyecto de construcción europea.
Las dudas
sobre la moneda única se traducen en presiones especulativas sobre las
economías más débiles entre las que se encuentra España, que pese a los ajustes
y reformas efectuadas no hay fecha cierta para iniciar la senda de la
recuperación económica.
La presión
de la economía especulativa forzó al Gobierno Socialista en 2010 a cambiar el
rumbo de la política económica con el único propósito de reducir el déficit, y
que se tradujo en un ajuste de 15.000 millones de euros.
Ajuste que
fue calificado entonces como el mayor recorte en el gasto social de la
Democracia, pero pronto el Gobierno del PP lo dejaría pequeño.
Cuando se
anuncian las medidas de ajuste de 2010, la rentabilidad del bono a 10 años
estaba en el 4, 022%. el paro registrado en 4.066.202 personas. El PIB crecía
al 0,3% en tasa interanual y la deuda pública a finales de 2010 se situaba en
el 60,1% del PIB.
A la vista
de los resultados, los recortes realizados en 2010 no sirvieron para superar la
crisis.
Estos
hechos, junto a la irresponsable actitud del principal partido de la oposición
entonces, instalado en un discurso catastrofista de España, insolidario con el
sufrimiento del pueblo e interesadamente partidario, que lleva a su líder y
candidato a la presidencia del Gobierno a declarar refiriéndose a la Prima de
Riesgo: “ Esperamos que esto se pare, que se den cuenta los mercados de que
aquí hay elecciones y de que los que ganen tienen derecho a un mínimo margen”;
nos han conducido a la situación ruinosa que hoy padecemos.
No se
dieron por aludido los mercados, continuaron los ataques especulativos a la
deuda pública aumentados por la incertidumbre sobre la solvencia del sistema
financiero, y en diciembre de 2011, con un gobierno de mayoría absoluta del PP,
el interés del bono a 10 años sube hasta el 5,495% (1,473% más que en mayo de
2010)
Cuando
en mayo de 2010 la UE obliga al gobierno socialista a imponer las medidas que
las organizaciones económicas y financieras internacionales exigen, quedó claro
que aquellos que provocaron la crisis eran los arquitectos del nuevo orden
social y económico europeo, y que los representantes políticos democráticamente
elegidos por el pueblo se sometían a sus dictados, bien por convicción, bien
porque consideraban que no tenían otra opción. Y es a partir de ahí, cuando
las/os trabajadores y el Sindicato tomamos conciencia de nuestra soledad ante
la que está destinada a ser la lucha de clases del siglo XXI. Una soledad
inmerecida por la falta de reconocimiento durante años de la existencia
permanente de la lucha de clases por parte de la izquierda gobernante o con
vocación de gobierno, cuando los ricos la asumen y reconocen que la están
ganando.
Para
las/os trabajadores/as es cada vez más preciso que la izquierda política ocupe
su espacio natural, abandone el centro político y se diferencie cada vez más de
la derecha, porque en el centro del discurso de la derecha está la democracia,
el modelo social, la justicia y la libertad: valores propios de la izquierda y
que para la derecha solo forman parte de la construcción del mensaje.
Los
partidos políticos deben saber, que los sindicatos no formamos parte de los
problemas, los sindicatos somos parte de las soluciones y parte de los derechos
democráticos, por lo que atacar a los sindicatos es atacar a la democracia. Y
tienen que dejar de hablar de gastos o costes cuando se habla de salario y de
gasto social, porque es una inversión rentable en el corto plazo en términos de
bienestar.
Una
lucha de clase desigual contra un capitalismo que acapara todos los recursos
incluidos los gobiernos democráticamente elegidos, ya que han supeditado los
intereses de las clases trabajadoras y de la ciudadanía en general a los
intereses de la deuda, que genera ese veneno contagioso de la desigualdad que
chupa la sangre a la gente y que pone a unos a luchar con los otros haciendo
que la cohesión y la democracia alcancen cotas de retrocesos incalculables.
Tras
cuarenta años de lucha contra la dictadura política, en solo cinco años nos han
impuesto una dictadura económica que hay que continuar combatiendo. Luchar por
la integración, por la igualdad de oportunidades, por la dignidad del empleo y
la dignidad social; es luchar por la democracia, la libertad y la justicia y
este es el llamado que les hago a todos/as ustedes por ser un deseo compartido.
En
este escenario, a las clases trabajadoras solo nos ha quedado la opción de la
movilización y de la reivindicación de sus derechos. Una movilización compleja
por la propia complejidad de la clase trabajadora, por su diversidad, por su
fragmentación condicionada por intereses superficiales, junto al hecho de que
miles de trabajadores son cautivos de salarios míseros, de condiciones
laborales de pseudoexplotación, vulnerables y prescindibles ante la situación
de paro. Y debemos haber aprendido que no es posible globalizar la economía al
margen de lo social, porque ello genera desigualdades y tan profunda brecha que
termina siendo pernicioso para los derechos de las/os trabajadores del mundo.
En junio
de 2012, el Presidente del Gobierno anuncia un nuevo paquete de recortes (65.000 millones € en dos años), despejando
las dudas de que el País estaba
intervenido al aceptar en julio las condiciones para el rescate
establecidas en el MEMORANDUM DE ENTENDIMIENTO que ha supuesto una pérdida
parcial de soberanía en favor de la TROICA, y anuncia la construcción de la
“MARCA ESPAÑA” diseñada para trasladar a los mercados: “que España es atractiva
para la inversión” porque los sueldos son baratos, tiene escasa cobertura
social, un bienestar desmantelado y está dispuesta a competir con los países
emergentes y desregularizados en derechos laborales.
¿Han
servido para algo los recortes de julio pasado? Está claro de que “NO” La
economía de España está peor que en 2010 cuando se adoptaron las primeras
medidas de recorte. La deuda pública equivale prácticamente a la totalidad del
PIB. Los compromisos del déficit público son de imposible cumplimiento en los
plazos acordados tal como ha quedado evidenciado recientemente. Y lo peor: QUE
TODO ELLO LO SABÍA EL GOBIERNO DEL PP.
Si las
recetas económicas han sido catastróficas para la economía, no menos lo han
sido en el ámbito sociolaboral. Las reformas laborales de 2010 y de 2011 han
tenido un nulo efecto sobre el empleo. Se han destruido cientos de miles de
puestos de trabajo (1.200.000 en el último año) situando el paro en 6.202.000
personas con una tasa del 27% y una galopante pérdida de personas afiliadas a
la SS.
- Las 100.000 personas desempleadas, con una tasa de paro del 46%.
- 38.800 hogares con todos sus miembros en paro.
- 40.000 familias viviendo en el umbral de la pobreza.
- Una precariedad que alcanza al 98,7% de la contratación.
- Lafiliación media a la SS ha sufrido una caída de 27.900 personas.
- La tasa de cobertura ha descendido hasta el 63,39% por lo que 37 de cada cien personas paradas no cobran prestación por desempleo.
- Más de 2.400 familias onubenses han sido desahuciadas de sus viviendas.
- Los precios se han incrementado un 10,98% mientras que la caída media de los salarios llega al 7,8%
Este
relato y estos datos deben hacernos interesar por las siguientes interrogantes:
¿Si en 2010 para el PP, España estaba en una situación crítica y a punto de ser
intervenida. Si se consideraba insostenible una rentabilidad del bono a 10 años
de 4,022%, cómo con una rentabilidad media de 5,085% en enero de 2013 para el
gobierno del PP la rentabilidad está
relajada?
¿Cómo era
insostenible una deuda pública del 60,1% del PIB en 2010 y ahora, que la
previsión para 2013 es que alcance el 90,5% (80% en 2012), estamos en la senda
de la recuperación y del crecimiento?
Lo que ha
sucedido en España desde los primeros recortes, no solo es la crónica de un
fracaso sino, que después de cuatro años, también lo es de una estafa con la
connivencia del gobierno del PP que, para pagar la deuda de los bancos recortan
derechos, bienestar, empleo y salarios sin que tenga repercusión alguna para
resolver, por ejemplo, los problemas de las preferentes y los desahucios y que
está sirviendo para desarrollar un profundo ajuste ideológico.
El
Pacto Social de nuestro modelo democrático de Estado sustentado en los
principios del Dialogo y la Concertación, acabó hecho añicos con la llegada al
poder del Partido Popular. Desde enero de 2012, la derecha en el gobierno no
solo ha hecho lo indecible por ignorar, dificultar y debilitar a los sindicatos
de clase propiciando una ofensiva antisindical que limita los recursos
económicos y la posibilidad de disponer de recursos humanos mediante el uso de
los derechos sindicales a los sindicatos de clase, violando la legislación por
la que se rigen los derechos a organizarse las/os trabajadores en nuestro país
para defender sus intereses; sino que ha actuado desde una dudosa
constitucionalidad, y con toda seguridad, ignorando y no respetando los
Estatutos de Autonomías de las diferentes Comunidades Autónomas especialmente
el de Andalucía, imponiendo medidas económicas que ponen en cuestión el
desarrollo de las competencias que le son propias a la Comunidad Autónoma,
poniendo en riesgo la descentralización administrativa y de gobierno que
establece nuestro marco constitucional.
Paralelamente
la plataforma mediática de la derecha, en la cual se refugia el fascismo
ideológico en su más pura esencia de nuestro país, se encarga sistemáticamente,
día a día, de sembrar una ola de desprestigio contra sindicatos y
sindicalistas. Ola de desprestigio, que en nombre de la libertad de expresión
desarrollan con la más absoluta impunidad con la que nos están sometiendo a un
escrache mediático permanente desde hace años, con la pretensión de sacar de
las calles el conflicto social criminalizan a las organizaciones sindicales y
sociales que le son molestas enjuiciando indiscriminadamente a ciudadanas y
ciudadanos de forma ejemplarizante y que en Huelva, ha supuesto la persecución,
sanción y denuncia penal de más de una decena de sindicalistas y ciudadana que
repudiamos.
No solo
hay responsabilidad de sistema financiero y de los gobiernos en la situación
económica y sociolaboral de España. La CEOE y la CEPYME han sido y son
cómplices del gobierno del PP como máximo exponente del neoliberalismo
imperante. Ellos son los que han instigado las reformas, lo hacen
ilegítimamente porque solo representan los intereses de la economía
especulativa y de las grandes Corporaciones empresariales, sin importarles los
problemas de las pequeñas empresas y se permiten además recomendar el despido
masivo de funcionarios/as que son los garantes de los intereses públicos y
generales.
CEOE y
CEPYME han mantenido en la etapa del Gobierno Socialista una actitud hostil y
beligerante con el diálogo social, negando todas las iniciativas y propuestas
que desde los sindicatos planteamos. Y desleal
con la Concertación y el Acuerdo en la etapa actual del Gobierno del PP.
En este
sentido, tenemos que hacer mención al II AENC firmado entre la CEOE y los
Sindicatos el 25 de enero de 2012 mediante el cual se producía una muy moderada
subida salarial (casi congelación salarial para 2011, 12 y 13) para que parte
de los beneficios empresariales fueran invertidos en empleo y en I+D+i.
Sin llegar
a iniciarse el desarrollo del II AENC, el Gobierno del PP, obsequia a la CEOE
el 10 de febrero de 2012 con la actual reforma laboral que instrumentaliza el
despido barato e incausado. Que sirve de herramienta para el despido masivo.
Que transfiere a las empresas los derechos sociolaborales de los trabajadores y
les otorga la carga de la certeza, entre otras medidas.
Obsequio muy bien recibido por el empresariado a tenor del uso efectuado: la destrucción de 1.200.000 empleos. El bloqueo sistemático y estratégico de la negociación colectiva para llegar a los plazos de cobertura de la ultractividad, en lugar de poner en valor el diálogo social y la concertación.
El
empresariado en general y el onubense en particular, quienes aún consideran
insuficiente la reforma laboral, son también responsables de la autodestrucción
de las Instituciones Patronales por despreciar el dialogo social y el II AENC
en favor de la reforma laboral que da prevalencia a las empresas entre todas
las cosas, que genera competencia desleal en competitividad salarial entre
empresas y que destruirá la condición de Agente Social de las patronales al carecer de prevalencia
en las relaciones sociolaborales.
Las
empresas y el empresariado han decidido por la vía de de los hechos y al amparo
de la Reforma Laboral, violar el derecho a la negociación colectiva. En la
práctica decenas de convenios colectivos en Huelva están viendo frenada su
negociación con su aplicación produciéndose en los últimos 12 meses, no solo la
desregulación laboral que genera la Reforma impuesta por el Gobierno del PP,
sino aquella derivada de la parálisis de la negociación colectiva y de la
inaplicación de los convenios colectivos.
Nunca a lo
largo de los últimos 30 años hubo tantos trabajadores/as desprotegidos en
Huelva en lo que a sus relaciones laborales se refiere. La reacción de la
Patronal onubense ante la oleada desreguladora de derechos laborales y al albur
de la Reforma Laboral, provoca la caída de los salarios y la devaluación o
pérdida de las condiciones de trabajo generando con ello un mayor perjuicio a
la maltrecha economía onubense, muy dependiente del consumo interno y de los
servicios.
En mi
opinión, la FOE debe haber ejercido un papel activo y protagonista ante los dos
grandes problemas para la economía y las empresas onubenses: “el paro y la
falta de financiación” y debe liderar una estrategia de cooperación solidaria entre
empresas mediante la cual, empresas con beneficios aportan una parte de ellos
para facilitar ayuda financiera a las pequeñas empresas para la contratación y
la actividad comercial, con lo que, se estaría actuando sobre el estímulo
económico y el empleo.
Acertado analisis, Jorge. Lo comparto en su integridad.
ResponderEliminarEl miedo, tiene frenada a la Clase Trabajadora (receptora,junto con los Sindicados de Clase, en primera línea, de las consecuencias de este despropósito).
Este gobierno de derechas, ha conseguido (en menos de dos años), retrotraernos al finales del XIX en derechos laborales y sociales, conseguidos con el esfuerzo de todos y gracias al soporte que nos han brindado los Sindicatos.
A mi, lo que mas me escandaliza es la división de la clase trabajadora que, inexplicáblemente, sustenta con su voto a este ¿gobierno?.
Aunque, me temo, algo debe influir la decepción que sufrimos los militantes y votantes de izquierda, ante la pasividad de "los nuestros".
Enhorabuena por tu reflexión y por haberla hecho pública. Esperemos que sirva para despertar conciencias.
Un abrazo.