Nacionalizar la banca y las entidades financieras no es solo un debate ideológico, sino que es una auténtica necesidad en estos tiempos que corren, máxime cuando el fraude en la gestión de los activos financieros dan como consecuencia la quiebra económica y casi la bancarrota de las administraciones.
¿Pero es posible avanzar en la línea de nacionalización de la banca? Algunos economistas y juristas plantean que no solo es posible, sino necesario avanzar en la línea del cambio en la titularidad de la empresa bancaria, implicando la salida de los dirigentes privados y su sustitución por alguna figura jurídica dependiente del Estado, bien mediante una estatalización burocrática, o mediante expropiación por interés general que en ambos casos puedan estar compuestas por un Consejo democráticamente elegido, por representantes de los propios trabajadores, de sus sindicatos, de los propios impositores, y naturalmente del Gobierno de turno, donde la titularidad de las acciones pasan a manos de la ciudadanía.
Un proceso de rescate público de la banca privada como el efectuado en España en mi opinión, es argumento más que suficiente para justificar la nacionalización de las entidades financieras y máxime, cunado el BCE es el depositario del derecho jurídico del capital moneda que es entregado mediante concesión a la entidad privada, por lo que jurídicamente, también es factible llevar a cabo la nacionalización de la banca privada, rescatando para la ciudadanía su titularidad.
De no actuar en esta dirección los Estados, en particular España renunciará al control sobre la macroeconomía del país, poniendo a ésta bajo el paraguas del interés particular de quienes tienen el poder económico y propiciando con ello una falsa democracia. Pongamos un ejemplo de la realidad a la que nos lleva esta ola neoliberal de libre mercado y libre economía.
En el mundo existen Bancos enormes con mucho más capital que algunos Estados, en nuestro país es el Banco Santander Central Hispano (BSCH) el mayor banco de la eurozona por capitalización bursátil que declara 50.000 millones de euros. Declara asimismo que opera un modelo de negocio que está centrado en la banca comercial donde obtiene el 86% de los ingresos y el 80% de los beneficios.
Además posee 1,4 Billones de euros en fondos gestionados –cuando el techo de gasto para 2012 en España apenas alcanza los 190.000 millones de euros-, opera en diez mercados principales y tiene 102 millones de clientes, 193.000 empleados, 15.000 oficinas.
Este enorme mastodonte financiero, que ha crecido como la espuma en los últimos 30 años, convirtiéndose desde un banco mediano, en la primera potencia económica de la zona euro, declara tener 3.3 millones de accionistas. Los accionistas se han repartido en los 5 últimos años un importe de 24.000 millones de euros de los 40.500 millones de ganancias acumuladas en ese mismo periodo.
Además posee 1,4 Billones de euros en fondos gestionados –cuando el techo de gasto para 2012 en España apenas alcanza los 190.000 millones de euros-, opera en diez mercados principales y tiene 102 millones de clientes, 193.000 empleados, 15.000 oficinas.
Este enorme mastodonte financiero, que ha crecido como la espuma en los últimos 30 años, convirtiéndose desde un banco mediano, en la primera potencia económica de la zona euro, declara tener 3.3 millones de accionistas. Los accionistas se han repartido en los 5 últimos años un importe de 24.000 millones de euros de los 40.500 millones de ganancias acumuladas en ese mismo periodo.
Solo es una de las 35 macro-empresas que componen el IBEX-35. Cuando las empresas con mayor capitalización bursátil que tienen el mayor peso de ese índice, sufren bajas, como pueden ser grupos BSCH, Telefónica, Iberdrola, BBVA, Repsol, etc, la Bolsa entra en pánico porque estas potencias financieras influyen mucho sobre el índice general. Los analistas miran siempre con mucha frecuencia y atención esos 5 valores fundamentales, porque en un momento dado pueden arrastrar al mercado capitalista a otra debacle, sobre todo, en momentos tan delicados de recesión, como por los que atravesamos de deslizamiento hacia la depresión.
Nos encontramos ante el agotamiento del sistema liberal capitalista que no responde a ningunos de los paradigmas clásicos empleados anteriormente para salir de la recesión, -ni intervención estatal, ni ultra-liberalismo- ambos fracasados, encontrándose ahora el capitalismo sin paradigma que aplicar. De ahí que se haga indispensable rescatar el interés general y la ciudadanía como centro de una nueva política económica y monetaria, porque es imposible salir de la crisis utilizando los mismos mecanismos neoliberales que han sido los causantes del colapso de la economía, del hundiendo del sistema y de la recesión, y es ahí donde los sindicatos jugamos un papel fundamental para el cambio mediante una fuerte presión del movimiento obrero y utilizando la presión de las masas en acción para utilizar los recursos financieros disponibles para la creación de un banco público estatal, que permitiera poner la economía al servicio de la producción y ésta al servicio de los seres humanos.
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