lunes, 25 de junio de 2012

Mirando atrás descubriremos el futuro de la crisis... (continuación)


.Europa necesita con urgencia cambiar de rumbo y la CES propone para ello:

Ampliar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), recortar los tipos de interés y ayudar a los países en dificultades a reestructurar sus deudas. Los bonos de FEEF debería garantizarse de forma conjunta por toda la UE y las duras condiciones revisadas para posibilitar el crecimiento.

Habría que convertir los bonos FEEF en eurobonos para crear un único mercado de deuda soberana que elimine algunas de las grandes diferencias en el coste de financiación de la deuda pública.

Los mercados financieros no solo necesitan supervisión, sino una regulación efectiva. La introducción de impuestos a las transacciones financieras es necesaria. La práctica de la venta al descubierto debe ser prohibida (la especulación financiera). Las calificaciones crediticias de los Estados deberían ser asumidas por el BCE y/o por por una agencia pública de calificación europea independiente. Todos los productos financieros deberían ser evaluados para garantizar que hacen una verdadera contribución a la economía. Debería erradicarse los paraísos fiscales y los mecanismos utilizados para evadir el pago de impuestos.

La UE debe impulsar un importante programa de inversiones por valor del 1% del PIB para hacer frente al desempleo, para mejorar la estructura industrial y las infraestructuras para reducir las emisiones de efecto invernadero (red de electricidad inteligente, energía sostenible, transición tecnológica y social a una economía baja en carbono...) Esto implica una revisión del horizonte temporal para las perspectivas de saneamiento de las finanzas públicas permitiendo a los estados alcanzar el déficit del 3% en 2016-17.

Los bajos salarios, junto con la practica de pagar menos de un salario igual por trabajo de igual valor a los migrantes y a las mujeres, deben ser suprimidos de la economía. Es urgente evaluar los efectos del Pacto del Euro Plus sobre los salarios, ya que es muy probable que introduzca un elemento de competitividad salarial. Habría menos turbulencia financiera sin la política de bajos salarios, trabajo precario y la redistribución de los ingresos hacia los sectores más ricos de la sociedad, acumulando así ahorros excesivos que proporcionan insostenibles burbujas de activos.

Se necesita en Europa nuevas fuentes de financiación y hacer frente a la competencia fiscal. Los Estados miembros podrían comenzar a gravar las transacciones financieras, las grandes fortunas, los beneficios empresariales que no se utilizan para la reinversión, o a quienes abusan de los contratos precarios. Los beneficios fiscales y las rentas del capital podrían fortalecer los ingresos fiscales y parte de ellos, podría ser trasladado a un presupuesto europeo más sólido que permita a Europa cumplir con los pagos de la deuda.

Hoy, cuatro años después del estallido de la crisis económica y de la conflictividad social, Europa comienza a dar pasos para cambiar la orientación neoliberal de sus decisiones que la ha llevado a una renuncia tácita del modelo Social y de Derecho europeo que ha sido referencia para las sociedades más avanzadas del planeta, y comienza a vislumbrase una nueva deriva política iniciada con el triunfo de la socialdemocracia en Francia y los vestigios en las elecciones territoriales de Alemania que deben posibilitar alcanzar el horizonte del sosiego económico, el crecimiento y el empleo y desterrar definitivamente la austeridad mal entendida, los recortes de derechos y la deflación de los salarios como la solución verdadera a los problemas.

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