….Europa
necesita con urgencia cambiar de rumbo y la CES propone para ello:
Ampliar
el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), recortar los tipos
de interés y ayudar a los países en dificultades a reestructurar
sus deudas. Los bonos de FEEF debería garantizarse de forma conjunta
por toda la UE y las duras condiciones revisadas para posibilitar el
crecimiento.
Habría
que convertir los bonos FEEF en eurobonos para crear un único
mercado de deuda soberana que elimine algunas de las grandes
diferencias en el coste de financiación de la deuda pública.
Los
mercados financieros no solo necesitan supervisión, sino una
regulación efectiva. La introducción de impuestos a las
transacciones financieras es necesaria. La práctica de la venta al
descubierto debe ser prohibida (la especulación financiera). Las
calificaciones crediticias de los Estados deberían ser asumidas por
el BCE y/o por por una agencia pública de calificación europea
independiente. Todos los productos financieros deberían ser
evaluados para garantizar que hacen una verdadera contribución a la
economía. Debería erradicarse los paraísos fiscales y los
mecanismos utilizados para evadir el pago de impuestos.
La
UE debe impulsar un importante programa de inversiones por valor del
1% del PIB para hacer frente al desempleo, para mejorar la
estructura industrial y las infraestructuras para reducir las
emisiones de efecto invernadero (red de electricidad inteligente,
energía sostenible, transición tecnológica y social a una economía
baja en carbono...) Esto implica una revisión del horizonte temporal
para las perspectivas de saneamiento de las finanzas públicas
permitiendo a los estados alcanzar el déficit del 3% en 2016-17.
Los
bajos salarios, junto con la practica de pagar menos de un salario
igual por trabajo de igual valor a los migrantes y a las mujeres,
deben ser suprimidos de la economía. Es urgente evaluar los efectos
del Pacto del Euro Plus sobre los salarios, ya que es muy probable
que introduzca un elemento de competitividad salarial. Habría menos
turbulencia financiera sin la política de bajos salarios, trabajo
precario y la redistribución de los ingresos hacia los sectores más
ricos de la sociedad, acumulando así ahorros excesivos que
proporcionan insostenibles burbujas de activos.
Se
necesita en Europa nuevas fuentes de financiación y hacer frente a
la competencia fiscal. Los Estados miembros podrían comenzar a
gravar las transacciones financieras, las grandes fortunas, los
beneficios empresariales que no se utilizan para la reinversión, o a
quienes abusan de los contratos precarios. Los beneficios fiscales y
las rentas del capital podrían fortalecer los ingresos fiscales y
parte de ellos, podría ser trasladado a un presupuesto europeo más
sólido que permita a Europa cumplir con los pagos de la deuda.
Hoy,
cuatro años después del estallido de la crisis económica y de la
conflictividad social, Europa comienza a dar pasos para cambiar la
orientación neoliberal de sus decisiones que la ha llevado a una
renuncia tácita del modelo Social y de Derecho europeo que ha sido
referencia para las sociedades más avanzadas del planeta, y comienza
a vislumbrase una nueva deriva política iniciada con el triunfo de
la socialdemocracia en Francia y los vestigios en las elecciones
territoriales de Alemania que deben posibilitar alcanzar el horizonte
del sosiego económico, el crecimiento y el empleo y desterrar
definitivamente la austeridad mal entendida, los recortes de derechos
y la deflación de los salarios como la solución verdadera a los
problemas.
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