Desde la orilla de la estabilidad laboral y mirando al horizonte, observo con preocupación y con mucha indignación cómo los logros sociales, los derechos laborales y el futuro de miles de trabajadores y trabajadoras quedan suspendido en la atmósfera de la duda y genera desesperanza.
Quienes no nos resignamos a perder la palabra nos revelamos a diario contra aquellos que pretenden, y lo están consiguiendo, conculcar el libre pensamiento, el análisis crítico y la capacidad de reaccionar. Y ahora es lo que toca: “Reacción”. Sin reacción no es posible desautorizar a quienes desde la más absoluta ilegitimidad (mercados, entidades financieras y empresariales y los especuladores del negocio fácil) están decidiendo el modelo de vida que debemos tener la ciudadanía. Un modelo de vida acomodada a sus intereses. Estos especuladores, estos dueños de la vida de los demás, lo son también de los medios de comunicación y de los Gobiernos. Son quienes contratan a los ex presidentes de gobiernos de todo el mundo como asesores. Son quienes examinan a diario a quienes serán sus futuros asalariados imponiéndoles reformas que afecten al beneficio de sus intereses.
Ahora en España, ha tocado la reforma de la negociación colectiva. Una reforma unilateral impuesta por el Gobierno que no recoge los compromisos alcanzados entre los agentes sociales, ni recoge los criterios básicos que se pactaron en el Acuerdo Social y Económico que firmaron el Gobierno con Sindicatos y CEOE.
Es una reforma que rompe el modelo de Relaciones Laborales de España y que genera un claro desajuste y perversión del Diálogo Social, máxime cuando considera la mediación del árbitro obligatoria si en un plazo determinado no hay acuerdo entre partes, y le otorga la capacidad de tomar decisiones que son de imperativo cumplimiento.
Con esta reforma los convenios de empresas prevalecerán sobre los convenios sectoriales provinciales, algo muy preocupante en materia salarial de no observarse en los ámbitos empresariales el salario mínimo garantizado en el sector. Para Huelva, con la cultura empresarial instalada en la precariedad del mercado de trabajo, la prevalencia del convenio de empresa va a ser especialmente sangrante para trabajadoras y trabajadores.
¿En qué materias afectarán los convenios de empresas?
ü Salarios y complementos.
ü Abono por compensación de horas extras.
ü Horarios y distribución de tiempos de trabajo. Vacaciones.
ü Adaptación al ámbito empresarial de las clasificaciones profesionales de los trabajadores.
ü Adaptación de la contratación que se atribuye al convenio de empresa.
ü Medidas de conciliación.
En definitiva, todas aquellas cuestiones que son objeto permanente de denuncias de los trabajadores/as por incumplimiento de lo pactado por parte de la empresa. Por tanto, con esta reforma de la negociación colectiva se legaliza la perversión y se legitima el descuelgue empresarial de los convenios sectoriales con el simple hecho de presuponer pérdidas económicas. Esto dejará sin derechos a miles de trabajadores onubenses.
Me pregunto ¿la patronal onubense va a garantizar que haya convenios colectivos en las 12.854 empresas de Huelva, de las cuales el 98,79% son menores de 50 trabajadores/as teniendo en cuenta que en el 60% de ellas no se han permitido que se realicen elecciones sindicales? La respuesta parece evidente cuando actualmente existen 160.00 personas que no tienen convenio colectivo por diversas circunstancias.
Donde más va a significarse de forma negativa la prevalencia del convenio de empresa va a ser en el aspecto salarial, donde los trabajadores y trabajadoras sufrirán una reducción salarial considerable del casi 3%.
En definitiva, la reforma de la negociación colectiva desprotege a miles de trabajadores/as, los empobrece y mejora únicamente los beneficios económicos del empresariado, legitimando su posición de falta de compromiso y de responsabilidad con el crecimiento socioeconómico de los territorios.
En mi opinión, es muy preocupante la posición estratégica de la representación institucional del empresariado onubense que se ha alineado con la clase empresarial más reaccionaria de España. Aquella que propugna:
ü El miedo a contratar.
ü La desvinculación de los salarios al IPC.
ü No pactar porque el mapa político futuro le puede beneficiar aún más.
ü Apuesta por los despido masivos y colectivos a través de los EREs.
Esta clase empresarial, muy culpable de la situación de crisis que vivimos en Huelva, tiene que responder y asumir:
ü Responsabilidad.
ü Compromiso con el territorio.
ü Garantías para que no haya una sola empresa en Huelva sin representantes sindicales y sin convenio colectivo.
Desde la orilla de la estabilidad vivo con desasosiego esta realidad que relato, pero en la vida hay que saber empatizar con los demás, y muy especialmente con los de la otra orilla. Con aquellos a los que se les está robando el presente y se les quiere ennegrecer el futuro. Aquellos a los que han convertido en indigentes del mercado sustrayéndoles el derecho de poder transformar sus rentas en patrimonio, los más de 78.000 onubenses que no tienen empleo. A todos aquellos quiero ofrecer desde mi posición en UGT un horizonte diferente. Es mi compromiso y te animo a que juntemos nuestras fuerzas por una sociedad más justa.
Esa es una interrogante dificil de responder. Poder de convocatoria siempre se ha tenido, aunque ahora nos comparen con las movilizaciones del 15 M. Nuestro sino, en este sentido, lo tienen decidido los medios de comunicación. Cuando no es el 15 M, es la celebración de la Champion.
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