El Acuerdo Social y Económico (ASE) firmado entre sindicatos y el Gobierno de la Nación el pasado 2 de febrero de 2011, como consecuencia de la Huelga General del 29 de septiembre de 2010 ya está dando resultados. Logra reorientar las políticas de carácter social para proteger a los más vulnerables y afectados por la crisis económica y garantiza el sistema público de pensiones frente a los intentos de privatización del mismo.
Primero fue el compromiso de priorizar una reforma en profundidad de las Políticas Activas de Empleo (PAE), al objeto de avanzar hacia un crecimiento económico robusto que se traduzca en un nivel de creación de empleo capaz de reducir el número de personas desempleadas, comenzando por preparar a las personas para mejorar su empleabilidad, dar mejor respuesta a las necesidades de personal de las empresas y situar a los servicios de empleo como los mejores instrumentos para la gestión del capital humano en el nuevo modelo económico más equilibrado y más productivo. Como medida de carácter coyuntural, se ha puesto en marcha para 2011 un plan de choque dirigido especialmente a jóvenes y parados/as de larga duración.
En segundo lugar, la integración del Régimen Especial de las empleadas de hogar en el Régimen General de la Seguridad Social, produciéndose así la consecución de una reivindicación histórica de los sindicatos. La cotización a la Seguridad Social desde primera hora y la plena equiparación de la protección social en situación de baja por enfermedad son algunos de los aspectos mas destacados, que afectarán a más de 700.000 mujeres.
Fruto de este acuerdo, se reconoce y dignifica la prestación laboral que llevan a acabo este colectivo; y a través del incremento de su protección social, no solo se resuelve el elevado nivel de economía sumergida existente en el sector, sino que se resuelve un problema de desprotección y de discriminación, tanto laboral como social.
La sociedades desarrolladas del siglo XXI no pueden permitirse que persistan situaciones laborales sin ningún tipo de protección social, muy a pesar de la cultura empresarial que se está imponiendo con el apoyo del neoliberalismo dominante y tan de moda en las Instituciones y en los poderes económicos, empresariales y financieros.
Quiero destacar especialmente, el papel que en la conquista de derechos y de logros sociales tiene la Concertación y el Diálogo Social, instrumentos a extinguir por la derecha política y económica. Y quiero hacer público el reconocimiento personal de que, en la España de la crisis, los únicos avances que se han desarrollado en este aspecto, vienen acompañados del concurso indispensable de los Sindicatos de Clases. Otra formulación estructural diferente atiende prioritariamente a intereses particulares.
Nuestro horizonte de derechos debe seguir la senda del acuerdo, del diálogo y del compromiso por el desarrollo socioeconómico, no sol el desarrollo de la economía.
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