El movimiento obrero organizado -subrayo organizado- y particularmente la UGT, se ha caracterizado por la lucha en defensa de los intereses y derechos de trabajadoras y trabajadores, por la conquista de de libertades individuales y colectivas y por derechos sociales para el conjunto de la ciudadanía.
En este empeño, desde finales del siglo XIX se ha invertido esfuerzos y recursos incalculables, se han dejado la vida miles de mujeres y hombres sindicalistas que entendieron la necesidad de trabajar organizados como clase para hacer posible disfrutar hoy del Estado Social de Derecho y del Bienestar que todas y todos nos hemos otorgado.
En el período histórico que nos ha tocado vivir en la aún joven democracia española, las Confederaciones Sindicales de Clase han posibilitado entre otras cosas, poder disponer de una Ley de Libertad Sindical, del derecho a huelga, del Estatuto de los Trabajadores, de la universalización de la educación, la sanidad, las pensiones, la dependencia, o el Estatuto Básico para los Empleados Públicos. Hoy la historia como consecuencia de la desmedida avaricia de los llamados mercados (individuos con rostro y con DNI), alentados por ideologías neoliberales ultraconservadoras y ejerciendo como amplificador de las conciencias un imperio mediático de intereses económicos y políticos, ejemplo claro de ello -Muldoch- a las Confederaciones Sindicales de clase les toca el papel de preservar en solitario las conquistas sociales, laborales y de derechos conquistados. Tarea compleja porque entre muchos, se están haciendo un enorme esfuerzo para desacreditar y matar por inanición a los sindicatos, última frontera de resistencia contra las hordas neoliberales que quieren usurpar el aliento y la vida de las clases trabajadoras.
En este mismo empeño parece esforzarse últimamente el movimiento 15M, o al menos algunos de los que actúan como portavoces, no se si legítimamente o no, pero firman artículos en nombre de todo el movimiento 15M; cosa que me sorprende sobremanera ya que las reivindicaciones políticas, sociales, laborales, ... que plantea el Movimiento son objetivamente coincidentes con la de los sindicatos de clase, lo que en teoría debía de comportar la existencia explícita de la unidad de acción y la suma de esfuerzos para alcanzar los objetivos. Sin embargo, parece que el 15M, o sus portavoces, han realizado una clara apuesta por la exclusión como estrategia de trabajo, subrogándose con ello la razón o verdad exclusiva en sus planteamientos.
Quiero declarar en primer lugar, mi reconocimiento y hasta mi participación personal en actos y movilizaciones convocados por el 15M, movimiento que ha sabido evidenciar la existencia clara de insatisfacción social ante la crisis económica y la forma en que se ha abordado políticamente (igual que UGT). Han tenido el don de la oportunidad al ser capaces de hacer aparecer un amplio sentido crítico en la sociedad a través de movilizaciones y declaraciones de simpatías con los planteamientos realizados. Y han tenido la fortuna negada a los sindicatos, de que sus planteamientos han sido recogidos ámpliamente por los medios de comunicación, aunque tengo dudas razonables sobre la verdadera intención de los poderes mediáticos que sistemáticamente ocultan, falsean, manipulan, difaman y hasta hacen apología antisindical.
En segundo lugar, muchos de los planteamientos del 15M no son nuevos en absoluto, han sido planteados desde décadas por la UGT sin que hayan sido tomados en cuenta política, social ni mediáticamente. (Cambios en Ley Electoral, Ley Hipotecaria. Asunción de responsabilidades económicas y penales para los responsables de la crisis. …)
En tercer lugar, hay aspectos del 15M preocupantes según mi opinión. Sentirse dueños de la verdad absoluta hasta el límite de descalificar globalmente a la clase política, sindical y hasta institucional es un profundo error que beneficia exclusivamente al neoliberalismo capitalista que los quiere debilitar para acceder al control soberano de los estados. Debía saber el 15M que hay políticas y reivindicaciones laborales y sociales que se vienen defendiendo hace años desde la precariedad; no son políticas recién descubiertas. Con esa actitud descalificatoria se cae en el sectarismo de no reconocer otra razón.
Especial dolor me causa las descalificaciones al movimiento sindical, a las organizaciones obreras, que han sido durante años y en solitario quienes han hecho frente a la derecha y a las políticas de derechas vengan de donde vengan, sin embargo hay un desmedido interés de responsabilizarlos de las acciones de gobierno o legislativas, cuando los sindicatos están para defender a los trabajadores y trabajadoras lo mejor posible.
Ejemplos de esto se pueden enumerar por cientos, pero voy a referirme solo a los más recientes: “movilizaciones contra la guerra de Iraq que convocan los sindicatos junto a decenas de colectivos sociales. Huelga general contra el Decretazo de Aznar, en solitario. Huelga General contra la Reforma Laboral el 29S frente a la mayoría absoluta de la clase política y de los medios de comunicación, en solitario. Recogida de firmas (1 millón) en una Iniciativa Legislativa Popular para volver a discutir la Reforma Laboral, en solitario. ...” y quiero manifestar con ello que es una falacia mal intencionada pretender institucionalizar una crítica generalizada como si los sindicatos mayoritarios formaran parte de la clase política y viviera al margen de la gente y de lo que representan, cuando su representatividad sale de los centros de trabajo, no solo de las elecciones sindicales, sino del trabajo permanente al lado de sus electores quienes los evalúan diariamente por sus actuaciones.
Me causa indignación, como algunos de los portavoces del 15M no solo hacen crítica antisindical de rechazo a mezclarse con el movimiento obrero organizado -los sindicatos- sino que pretenden ocupar espacios de representación que legítima y legalmente corresponden a los sindicatos. Así hemos visto como se ha planteado la convocatoria de una Huelga general al margen de los sindicatos mayoritarios, o más bien contra ellos; o como en Huelva José Tomás Cruz Varela, supuesto portavoz del 15M en la ciudad firma un artículo en el diario Odiel Información de fecha 16 de julio, que bajo el título “SINDICATOS Y PLATAFORMA 15M” hace la retahíla tópica y programática de quienes nos han metido en esta situación indecente e indigna de crisis y que viene a plantear:
- El descrédito indiscriminado sin más, de las organizaciones sindicales mayoritarias para seguir incidiendo en el estado de opinión colectivo, tal como interesa al neoliberalismo capitalista.
- Plantea atomizar la representación sindical y las relaciones laborales, proponiendo incorporarse a los procesos de las elecciones sindicales para desbancar a CC OO y UGT de las empresas, disgregar la representación de trabajadoras y trabajadores para dividir y aislar al movimiento obrero organizado (los sindicatos) y romper la unidad de acción, tal como interesa al neoliberalismo capitalista.
- Pretende ocupar espacios de representación sin propuestas, solo a través de las simpatías que le brinda el propio 15M amplificado por el imperio mediático al servicio del neoliberalismo capitalista.
- Utiliza la desinformación sistemática e interesada, hablando de subvenciones, escasa tasa de afiliación sindical, desvinculación de los/as liberados/as sindicales con las empresas. En definitiva, da muestra de un desalentador y sesgado desconocimiento de la vida sindical como interesa al neoliberalismo capitalista.
Esta opinión firmada por José Tomás, a parte de coincidir íntegramente con la estrategia neoliberal capitalista, da muestras claras de inmadurez infantil izquierdista a la usanza de quien se tira a un ruedo sin capote. No son elemento que ayuden a confluir una estrategia de alianzas hacia la unidad de acción como única herramienta posible para ganar la batalla de los derechos.
A José Tomás, al 15M, si es que suscribe lo firmado por quien se dice portavoz, le sigo haciendo un llamamiento a la confluencia de intereses, a la conformación de alianzas estratégicas donde la autonomía, el respeto y el reconocimiento de las diversas identidades sean un valor para sumar esfuerzos que posibiliten derrocar el régimen en ciernes, y podamos dibujar el horizonte de la justicia socia.
Creerse los únicos poseedores de la pureza y de la razón, es una estrategia miope y al servicio del adversario, además de sectaria.
Quiero concluir este nuevo capítulo de Horizontes reiterando mi reconocimiento a lo conseguido por el 15M, ya es mucho, ahora toca seguir avanzando en cohesión y en alianzas sociales para que sea más y mucho mejor.
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