Extracto de mi intervención en la 2º Conferencia de Secciones Sindicales de la UGT Huelva celebrada el día 29 de noviembre, titulada. Hacia un camino para el cambio.
Estamos hoy en el mundo y en la Huelva del siglo XXI, en un momento en que en otras ocasiones de la historia las sociedades han tenido que coger un camino u otro. O seguir en la resignación de lo políticamente correcto, de lo formal, de lo institucional, del credo a pies juntillas, o por contra, plantar cara desde la REBELDÍA. En este momento nos encontramos, en el momento de emprender un camino hacia el cambio. O resignación, o rebeldía.
La resignación es producto del discurso totalizador que afirma no haber más verdad que la competitividad. No hay más dioses y más poderosos que los mercados. La economía tienen que crecer constantemente, no importa que sea a costa de la salud del planeta, de la salud de los trabajadores y trabajadoras, de la felicidad de la gente. La resignación adormece a la gente, duerme sus conciencias.
“COMPETITIVIDAD, CRECIMIENTO SOSTENIDO Y LOS MERCADOS” es lo único importante. Su poder no puede ser contestado porque además es lo que produce bienestar.
Y no importa que ese bienestar no le haya llegado a la gente; a los 60.000 desempleados/as onubenses, a las más de 6.000 familias onubenses que han sido desahuciadas, a las más de 40.000 familias onubenses que viven en el umbral de la pobreza, a los miles de niños/as onubenses que no saben si pueden hacer todas las comidas diarias, a quienes tienen que ir a las ETT a suplicar trabajo y les cobran el 40% de sus nóminas por darles trabajo. No importa que quienes tienen una pensión mínima por debajo del SMI no lleguen a fin de mes. No importa aquel parado de más de 45 años. No importa que la mujer trabajadora, además de madre y esposa cobre un 30% menos que el hombre realizando el mismo trabajo. No importa que los más vulnerables (la mayoría de la población) no tengan las mismas oportunidades que la élite minoritaria. “NO IMPORTA”, aunque se contravengan artículos enteros de la Constitución Española y de la Carta Universal de Derechos Humanos.
No importa porque nos están diciendo que no hay más bien que la competitividad: lo bien que vivimos, lo bien que vamos, cifras, datos, … No importa que la competitividad excluya a quienes no tienen capacidad de competir, aún sabiendo que en toda competencia uno gana y otro pierde, y el perdedor es marginado.
No importa que la gente vea en su entorno hechos que contradicen aquel mensaje porque para que no se vea, o sea menos hiriente están las televisiones, los medios de comunicación ofreciendo fútbol, más fútbol que nunca, concursos y programas degradantes que diseccionan la vida y miserias de los personajillos, frikis, condes, marquesas y duquesas,... que no alimentan la razón, el estudio y el análisis. Ahí están las miserias de las gentes para que olvidemos el entorno que tenemos y entremos a ver qué ocurre en sus alcobas.
Ahí está toda una literatura de la evasión para que la gente no vea, no piense, no analice. Para confundir su existencia real con la existencia que les ponen en las pantallas, en los informativos. Para generar alienación, suplantación y hasta drogadicción de la sociedad.
La imagen. Lo bien que vivimos. Las cosas de alcobas. La frivolidad, ... todo ello nos hace olvidar lo que ocurre diariamente, nos hace no verlo; o si lo vemos, se eleva a la categoría de irreal. ... (Sigue)
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