A lo largo de la historia de la humanidad muchos han sido los episodios que bien, desde la sumisión, el vasallaje, la política o la economía generaron un modelo social hostil contra los hombres y las mujeres que les tocó vivirlo.
A lo largo de la historia de la humanidad siempre ha habido hombres, mujeres y sociedades que organizaron sus esfuerzos para luchar contra la opresión, la injusticia y la falta de libertad, y siempre el concurso de esos hombres y mujeres provocaron cambios sin precedentes para la época, que posibilitó avanzar en progreso y en desarrollo social, político y económico hasta conformar el Estado Social y Derecho.
Hoy nuestro modelo social que creíamos consolidado, está en grave riesgo por el capitalismo salvaje, la avaricia, el egoísmo y la desmedida ociosidad de algunos por controlar la vida de los demás.
Hoy quienes ostentan el poder económico controlan al poder político, y por ende controlan la voluntad soberana de los pueblos. Hoy vivimos en un espejismo de la democracia a la que se le permite solo la toma de decisiones de las pequeñas cosas que atañen a lo cotidiano de la vida diaria, y tampoco. Prueba de ello, es la cantidad de reformas y medidas que ha adoptado el Gobierno de España por imposición de los llamados mercados tras los cuales se esconden hombres y mujeres con rostros que no son elegidos por nadie y el público en general no está informado de sus decisiones, a pesar del impacto de éstas sobre la vida de los pueblos.
El margen de acción de la política es cada vez más reducido. Son los dirigentes de los grandes grupos multinacionales financieros, empresariales e instituciones internacionales opacas, que poco tienen que ver con los objetivos para los que fueron creadas (FMI. BM. OCDE. OMC. BC,...), quienes mediante acuerdo y tratados internacionales sobre los cuales la ciudadanía no ha sido consultada ni informada, imponen decisiones a los gobiernos en contra del interés general de la población y en beneficio propio.
Todos estos acuerdos y tratados tienen como objetivo común: transferir el poder de los estados hacia el poder económico en nombre de la llamada “GLOBALIZACIÓN”
Hoy estamos viviendo un momento de la historia en que se hace preciso posicionarse ante la extraordinaria injusticia que se está cometiendo en el mundo y particularmente en nuestra tierra. Hoy es el momento de personas valientes comprometidas, con convicciones y honestas con lo que creen y piensan. Hoy es el momento de personas como Galileo Galilei. Hombre dedicado al estudio, a la reflexión, a la observación de las estrellas que llegó a una conclusión contundente. “la tierra no está en el centro del universo”. La tierra se mueve. Es el sol el que ocupa el lugar central de la galaxia y son los planetas, los satélites y las estrellas las que giran a su alrededor.
Aquel descubrimiento se enfrentó a la verdad absoluta del momento, a la verdad institucional, a la única verdad posible hasta entonces, pero Galileo insistió en sus descubrimiento y su insistencia le costó llegar a juicio. ¿Cómo podía un pobre hombre cuestionar el conocimiento hasta entonces conocido? ¿Cómo podía cuestionar el pensamiento de Aristóteles, a la Iglesia y al propio gobierno?. Ese hombre debía sufrir una enfermedad diabólica, decían.
Las presiones fueron tremendas, desde todas partes, hasta desde el pueblo creyente de una fe, de un dogma único asimilado desde siglos. El pueblo aclamaba contra quien se atrevía a poner en duda la centralidad de la tierra.
Tubo casi que adjurar de sus creencias, de sus observaciones, de sus estudios, pero en un ejercicio de REBELDÍA dijo: “pero sin embargo se mueve”. Eso es lo que veo.
Estamos hoy en el mundo y en la Huelva del siglo XXI, en un momento en que en otras ocasiones de la historia las sociedades han tenido que coger un camino u otro. O seguir en la resignación de lo políticamente correcto, de lo formal, de lo institucional, del credo a pies juntillas, o plantar cara desde la REBELDÍA. En ese momento nos encontramos, hacia un camino para el cambio.
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