Hay quienes piensan que el dinero público no tiene valor porque no es de nadie y si lo fuera, si se le otorga alguna propiedad tampoco tendría valor porque sería foralmente nuestro. De ahí, que en esta corriente de pensamiento se haya instalado la idea de que lo público, lo que se financia con dinero público, carece de valor, no es productivo y por tanto, es una rémora en la cuenta de resultados de la economía. Lo que lo hace perfectamente sustituible y/o cambiable para convertirlo en productivo.
Esta gente, los neoliberales españoles, ya con el control político de casi todas las Comunidades Autónomas, no les duelen prendas aplicar sin complejo alguno, sus recetas economicistas en forma de recortes. Así, observamos con preocupación cómo se parcela la privatización de la sanidad pública catalana, se reduce la inversión en la enseñanza pública y hospitales madrileños en beneficio de la privada, o se ignora la ley de dependencia en Valencia y otras Comunidades Autónomas gobernadas por el PP.
Esta gente, que según todas las previsiones pueden hacerse con el gobierno de España tienen que aprender, y tenemos la obligación de hacerles entender, que el dinero público es la contribución socialmente responsable que hace la ciudadanía para aminorar las desigualdades entre iguales, para que toda la población disponga de bienes y servicios igualitarios que garanticen una mayor equidad y mejor calidad de vida, para que se desarrollen y progresen los derechos sociales, civiles, económicos y políticos de todas y todos.
En definitiva, para construir un estado de bienestar que genere oportunidades igualitarias entre la ciudadanía, sea cual sea su origen, raza o condición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario