viernes, 5 de agosto de 2011

La Europa posible.


La credibilidad de la economía europea entra en unos derroteros preocupantes. Ya no vale hablar solo de los problemas de los países llamados periféricos, que por cierto, -la propia definición descalifica el propósito de cohesión y unidad que pretende la constitución y diversos tratados europeos- , sino que la situación de la economía de la eurozona está llegando a los países “centriféricos”, por continuar con el símil.

Desde UGT y desde posiciones personales, hace tiempo que venimos reclamando una acción unitaria y colegiada de la UE en defensa del modelo social y del euro, pero la opción impuesta, especialmente por la Cancillera Merkel, ha desembocado en el acrecentamiento de la desconfianza del nivel crediticio de la moneda única y de la prima de riesgo del conjunto de la Unión.

En mi opinión, aún se está a tiempo de tomar decisiones importantes que generen confianza cierta y fortalezca la soberanía europea sobre los mercados especulativos. (También lo cree el Presidente de la Comisión, el portugués Durao Barroso); pero también es preciso restituir la desafección existente y la incertidumbre de las clases trabajadoras y populares sobre las instituciones y sus representantes.

En este sentido, se hace preciso contar con  tres pilares básicos que garanticen una gobernanza económica y fiscal común (claro que primero hay que contar con esa Gobernanza única). Para lo cual es indispensable que junto al BCE interactúen: la Reserva del Tesoro (acordada y no creada) que sea la encargada de la adquisición de la deuda soberana de los países para liberar al BCE de este menester y pueda dedicarse a sus funciones básicas –prestar dinero a la banca privada- y dotarse de un Banco Europeo Público de Inversiones, con capacidad de competir en igualdad de condiciones que la banca privada y con el fin de servir de apoyo financiero a la inversión económica productiva no especulativa. A la par de establecer un marco común en toda la UE de derechos sociales, laborales y salariales, unificando el SMI para toda la zona euro.

Esta europa es posible, viable y especialmente creible como modelo de desarollo socieconómico.

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