sábado, 6 de agosto de 2011

Quienes hablan ...



Quienes hablan de lo caro del coste del trabajo, de la desproporción de la intervención de los Estados en el mercado, o de lo costoso del Estado del Bienestar, a la par que se callan el aumento de la productividad y la riqueza. Quienes reclaman la continua demanda de flexibilidad del mercado laboral, o afirman que lo importante es trabajar sean cuales sean las condiciones del trabajo, a la par que demonizan la aspiración de una protección social universal y a las personas paradas porque algunas de ellas se beneficien inadecuadamente. Esas personas están asumiendo las tesis neoliberales y el contenido integro de su discurso.

La evolución más reciente de la socialdemocracia europea y la española en particular, han abrazado sin paliativos este discurso en nombre de una falsa modernidad y un inasumible concepto de la responsabilidad políticamente correcta, enmascarando con ello un claro viraje a la derecha de quienes no encuentran en el socialismo democrático la razón de ser.

Esas personas pretenden reducir el conflicto social dentro y fuera de las empresas buscando la connivencia de sindicatos debilitados promoviendo la disgregación de las clases trabajadoras, para que les posibiliten una ordenada desregulación y deterioro de las relaciones laborales.

El avance social, los cambios tecnológicos, la mejora de la formación en todos sus aspectos y la continua adecuación a la velocidad de los nuevos tiempos, no requieren una evolución ideológica que abandone los ideales y valores de la izquierda ni la reducción del Estado del Bienestar. El afloramiento de la economía sumergida, el fraude a la hacienda pública y las exenciones fiscales generalizadas al capital cubren sobremanera las aportaciones necesarias; y el viraje en las prioridades políticas que detengan el avance neoliberal harán el resto.

Dar carta de naturaleza a la idea de que “sea el mercado quien resuelva los problemas de la economía”, además de ser la expresión más conservadora del neoliberalismo promociona la exclusión social, –solo los fuertes pueden competir y tener futuro- no rompe la espiral del paro ni el empobrecimiento de la ciudadanía. Por lo que no queda más alternativa desde la izquierda que atacar los mecanismos que generan injusticia social con más y no menos políticas de izquierda, para lo que no sirve en el contexto actual, ni la modernidad de la responsabilidad políticamente correcta, ni la Tercera Vía socialdemócrata.


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